Bienvenid@s a mi blog, donde narro mis viajes en autocaravana a lo largo y ancho de Europa


viernes, 15 de julio de 2016

SUSPENDIDO POR LESIÓN

El show queda suspendido temporalmente por razones ajenas a mi voluntad, lo que vienen siendo causas mayores, y más vulgarmente dicho ---¡que me duele la pupita cuando escribo!
Se suspenden temporalmente las crónicas, a la espera de una pronta recuperación.

Espero me tengáis en cuenta en vuestras oraciones.

Pero para que pueda seguir cuchicheando ese grupito que se oculta en el lado oscuro del ciberespacio, aquí les dejo otra perla.

-Este tiene menos prisa que yo !!!


PD: la pupita viene siendo lo que se llama una contractura con posible pinzamiento de nervio, lo que supone, que según sople el viento, puede doler la paletilla, el brazo, o el jamón completo.


Saludos y hasta pronto

viernes, 1 de julio de 2016

POCA SUECIA ... PURA NORUEGA

Domingo, 12 de junio de 2016

Ayer entre en SUECIA, tempranito, para aprovechar el día. Un día que comenzó bien, con un un cielo de un color azul eléctrico perfecto presidido por un tremendo sol. Accedí al país a través del puente que atraviesa el estrecho de Oresund. El tren lo hace a través de un túnel, bajo el agua.


En Malmö fuí al grano. La torre Turning Torso, de Santiago Calatrava se presentaba de este aspecto


aunque siendo de Calatrava no es de extrañar que el acceso al interior estuviese cubierto por un andamio, con un cartel que lo excusaba por limpieza de la fachada. - ¿alguien tiene dudas?

El segundo acto tiene lugar en Lund. Un paseo por el centro y visita a la catedral y a la inmensa cripta que esconde, la más grande que se puede encontrar en el país.


El día se estaba desarrollando de forma perfecta. Mientras yo como buen turista iba de un lado para otro, el personal autóctono pasaba el día del Señor descansando al sol en los bancos de la plaza. Curiosamente se encuentran todos juntitos y muy bien orientados. Para que ordenarlos alrededor de la plaza como en la mayoría de plazas, si su función la hacen mejor así


Y contento y alegre – tran lará - puse rumbo a Goteborg. Pero la autopista, aunque gratuita, es muy aburrida, y el sueño es un gran cabrón que te va mordisqueando poco a poco. Y antes de que me hiciese sangre tuve que parar.

Aprovechando la coyuntura, intenté conectarme al internet del Sr. McDonalds, que casualmente estaba por allí. Pero por tres veces el ordenador se colgó totalmente. Desesperado ante la inoperancia de mi fiel escudero, lo arranqué del enchufe y lo escondí fuera de mi vista por no tirarlo por la ventana.

Para calmar los ánimos nada mejor que llenar la barriga y una contundente siesta de hora y media.

Un buen café al levantarme y a la ruta. La carretera de la costa fue la alternativa al problema matutino. Pero el día parecía que se iba torciendo poco a poco. 2 horas de conducción para escasos 100 kilómetros, y solo 30 segundos de vistas sobre el mar. Eso no es una carretera costera, es una moto. Visto el plan, vuelvo de nuevo a la autopista para entrar finalmente en Goteborg. Y esto fue la debacle. Entrando a las 19,30 h en la ciudad y tras 2 horas dando vueltas y jugando con un pequeño plano a encontrar aparcamiento, tal gesta me fue imposible. Puede ser que mi entendi- miento y visión estuviesen cansados, quizás agotados, pero lo que es real es que en todos los rincones de la ciudad el aparcamiento es de pago, y el que no, está limitado a un par de horas. Los más benevolentes dejan libre el turno de noche, cosa que para mi es totalmente insuficiente. Lo intenté en el centro, en la zona portuaria, en el extrarradio, incluso en urbanizaciones a más de 20 kilómetros de centro, pero en todos lados igual: pagar, pagar y pagar !!!!. Así que a las 21,30, agotado y deprimido decidí abandonar una ciudad que prometía y que estaba de fiesta, y aunque era la fiesta del “Orgullo Gay” tenía muy buena pinta.

El día acabó para mi a las 3 de la madrugada, tras un par de películas, unos gusanitos, un paquete de cacahuetes y unas cervezas. Esto no es Red Bull pero reanima el espíritu considerablemente. Y a estas horas intempestivas pude apreciar que lo que cuentan los viejos de lugar y la wikipedia es cierto. En verano la noche no existe. Después de ir observando como se ponía el sol, el horizonte seguía manteniendo una luz brillante y clara, y a las 3 de la madrugada comenzaba un nuevo amanecer.

Lunes, 11 de junio de 2016

Estoy en Trollhatan, remarcable porque por aquí pasa el canal navegable que atraviesa el sur de Suecia, y por unas cataratas en el centro del pueblo. Pero el día tampoco ha ido bien. Ni he encon- trado la oficina de turismo ni la ruta en bici que lleva hasta el gran lago Vänern, de 130x65 km.
2 veces me he perdido, y vencido por las circunstancias he desistido en el intento.

Tras un sencillo paseo por el pueblo y una visita a la inexistente cascada han acabado conmigo.

La cascada solo “funciona” una vez al año, cuando abren las compuertas de la presa, pero el resto del año el agua es canalizada a las centrales hidroeléctricas.

Casi llegando a casa, he visto un panel informativo donde marcaba la Oficina de Turismo. Ni era el momento ni quedaban ganas. Ya volveré otro día, u otro año, o que le den.

Así que estos han sido mis dos días en Suecia, poco o nada. Espero que a la vuelta el país me de alguna alegría, aunque sea pequeñita. No solo de suecas altas y rubias puede vivir el hombre.

Y mañana a Noruega.


Jueves, 23 de junio de 2016

¡¡¡ Hoy es la verbena de S. Juan !!!, y yo sin acordarme. No tengo ni petardos, ni coca ni cava. Bueno, ayer me dí un homenaje de categoría, así que pensaré que la verbena fue ayer, y sin más.
Dos días seguidos de fiesta no es bueno ni para el colesterol, ni para el hígado, ni para la despensa.
Esta noche es la más corta del año, cosa que aquí tampoco se va a notar, - ¡si no hay noche!- .

Han pasado unos cuantos de días, y la información se apelotona en mi cabeza, aunque con la perspectiva del tiempo, solo va quedando en la superficie aquello de más impacto.

La primera parada remarcable en NORUEGA fue Oslo. - ¡Venga, a lo grande!-.
Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de turistas, con uniforme de turistas, que invadían las calles. - ¡ Han comenzado las vacaciones ! -.
Los cruceros van y vienen, con hordas de turistas que lo arrasan todo, con gran cantidad de asiáticos que lo acaparan todo, con sus ruidos y sus modales. También se hacen notar franceses y algunos españoles. A estos últimos los escucho hablar escudado en mi anonimato y me siento como un ladrón de palabras, pero oir hablar en castellano reconforta.

Ya hemos dejado a los cuadriculados alemanes y a los estrictos y normalistas daneses, y por fin he vuelto a unos hábitos más reconocibles. Ya me puedo saltar los semáforos de peatones en rojo. Cruzo la calle a mi antojo, cuando y por donde quiero, y nadie me mira mal. Es la normalidad. Los noruegos de Oslo tienen un punto más canalla que sus vecinos nórdicos. Se ve en su forma de conducir. Son mas “valientes” en rotondas, les gusta tocar el claxon, los acelerones y hacer rugir a sus potentes vehículos, que aunque no en el porcentaje de Alemania, también se dejan ver.

Hay que saber que Noruega puede que sea el país mas rico de Europa, aunque solo es país inde- pendiente desde 1905. Hasta la década de 1960 fue uno de los países más pobres del continente. Pero la vida les ha cambiado a partir del descubrimiento de petróleo en sus costas. Y ahora son los nuevos ricos, con los mejores servicios sociales y culturales de Europa, pero también con los precios mas altos. Pero todavía se pueden encontrar en los habitantes de la ciudad detalles de un provincianismo acumulado durante décadas.

Pero centrándonos en la ciudad en sí, se observa más tráfico, a pesar de que gran parte circula bajo tierra por multitud de túneles, alcanzando alguno los 6 kms. Hay muchas menos bicis y carriles adaptados. Los mendigos se reparte por todas las esquinas de la ciudad, y el buen rollo de fiestas, pic nics y botellones que hasta ahora había visto por los parques de Alemania y Dinamarca se ha acabado. -¡ Está prohibido beber alcohol en la calle!-.
Ahora las botellas de cerveza han sido sustituidas por botes de bronceador. Aprovechando el más mínimo rayo de sol, cualquier trozo de césped es invadido por los bikinis. Hasta en la puerta del Parlamento.



Justo al otro lado de este pequeño jardín se encuentran los baños públicos, normalmente gratuitos.
Éstos en concreto hacen referencia expresa a Francia, aunque desconozco su significado.


Comenzemos la ruta por el Ayuntamiento, una mole de ladrillo en estilo funcionalista, tan de moda en las décadas de los 50 y 60 en toda Europa.


Su discutible belleza externa queda compensada con un interior de salas y salones bellamente decorados con murales de artistas de la época, incluido Eduard Munch. En este salón se entrega el Premio Nobel de la Paz. El resto de premios se entregan en Estocolmo, Suecia.


Oslo es una ciudad sin historia relevante, de reciente desarrollo y en continua expansión. No hay monumentos con solera, ni catedrales llenas de tumbas, polvo y telarañas. Lo que más destaca son sus modernos edificios. Una arquitectura vanguardista y de diseño que está acaparando todo el frente marítimo del centro de la ciudad.


El edificio de la ópera, situado frente a los anteriores, se atreve incluso, a hundir sus cimientos en el fondo del mar, y algunos han llegado a encontrarle cierta similitud con un iceberg.

El paisaje urbano está sembrado de grúas, aunque no logran robarle la belleza a la zona de Bryggen. Es el puerto antiguo, y en el lugar donde se encontraban los antiguos astilleros, hoy surgen modernos edificios de viviendas y oficinas, y es el lugar de moda de la ciudad. Locales de restauración muy variados y comercios del marcas punteras rematan la oferta de ocio, junto todo tipo de ferrys que reparten personal por todos los rincones de la bahía. Una bahía salpicada de centenares de islas e islotes. También hay lugar los veleros, que quedan estupendos en la foto.


Y cuando se pone el sol, y la noche se pelea con el día, la imagen que queda es inolvidable



Otros lugares destacables son el Parque Vigeland, donde el Sr. Vigeland, un escultor noruego famoso en su país, se ha bastado el solito para decorar el parque con más de 200 esculturas, destacando un monolito de granito de 14 metros. Vale la pena ampliar la foto para ver el detalle.


También hay museo de arte, imprescindible en una capital que se precie. Es la Galería Nacional, donde la atracción principal es una sala dedicada a Munch, y a pesar de tener museo propio, su obra más famosa se encuentra aquí: “El Grito”

Yo me quedo con la pequeña península de Bygdoy, a 6 kms del centro, donde se comienza a vislumbrar la autentica Noruega de bosques y agua


y donde se concentran los museos de temática naval, que muestran el espíritu aventurero noruego:
-el Museo del Fram encierra en su interior el barco del explorador ártico Admunsen
-el Museo de Barcos Vikingos guarda auténticas joyas con 1200 años de antigüedad


Los vikingos, que surcando los mares llegaron hasta Canadá, saquearon Sevilla y comerciaron en Siria, también arrastraron sus naves por media Rusia para llegar al Mar Negro. Unos campeones.


La cultura vikinga no ha quedado relegada a los museos, sino que se puede apreciar en muchos detalles de la vida cotidiana y en muchos lugares. Uno de ellos es en la arquitectura de las iglesias más antiguas, todo madera. Una de las más importantes y bellas del país está en Heddal.


Pero una vez abandonada la capital y su zona de influencia, la imagen del país cambia totalmente. Ahora los pequeños pueblos, las granjas y las cabañas se adaptan a la naturaleza. Los bosques y los campos verdes son el paisaje dominante, con el agua como principal elemento decorativo. Ésta se presenta de mil maneras: lagos, cascadas, ríos, fiordos, y todas en abundancia y en tamaño XXL.

El pueblo de Rjukan se sitúa a la puertas del Parque Nacional de Hardangervidda, el más grande del país. Y con la tranquilidad de tener un área de servicio gratis para cambio y suministro de agua, solo queda instalarme. Esto de las áreas de aguas se ha convertido en una constante. Todos los pueblos tienen la suya, y gratis. Otra cosa son los parkings para las autocaravanas, que son de pago, y el más barato150 coronas, unos 16 euros. Así que yo sigo con la política de aparcamientos alternativos. La cronología de mi estancia aquí se puede resumir así:

-Primer día: subir en el teleférico, con bici incluida, para hacer la Ruta de Hardangervidda. Una super ruta circular de 85 kms que recorre toda un altiplano, mas pelado que el ….., lleno de lagos y de cabañas




De postal, con un día soleado pero con viento en contra y con un continuo sube y baja, por lo que los primeros 30 kilómetros fueron una paliza: 3,30 h. Los segundos 30 se dieron mejor, era todo bajada. Y los últimos 25 ya se pusieron bastante pesados: me dolía la espalda, los riñones, las rodillas, las ideas,.... En los últimos 10 me paré por lo menos tres veces. Pero ahora solo me acuerdo de lo bueno (-¡mentira!!!- ).
-Segundo día: estuvo lloviendo, así que en casita revisando fotos, preparando la ruta más inminente, unas pelis,.... vamos, un día de sofá.
-Tercer día: cambio de domicilio al parking del monte Gausta. Una buena subida de 2 horas por un pedregal sin una triste flor. Pero el premio fueron unas vistas de 360º al infinito.





                         Un infinito dibujado por unas montañas nevadas y entre ellas y yo miles de lagos.



También se puede subir en un cremallera por un túnel que fue secreto hasta 2010, y que construyó la OTAN para llegar a la fea antena que hay en la cumbre. Pero la comodidad son 350 nok / 40 €
-Cuarto día, miércoles 22: toca movimiento. Cambio de agua y ruta.
Como curiosidad, y antes de irnos, un poco de historia. Durante la 2ª Guerra Mundial, los alemanes fabricaban en el pueblo algo llamado “agua pesada” utilizado para la fabricación de armas atómicas. Y lo hacían en una planta de energía hidráulica que fue bombardeada sin éxito por los aliados, y que finalmente los miembros de la resistencia noruega consiguieron volar. Estos hechos están muy bien reflejados en la película “Los héroes de Telemark”. Y este es el lugar, con la posibilidad de subir hasta la cima de la montaña siguiendo las gigantescas tuberías de agua, si consigues superar los 4000 escalones.

La carretera Rjukan – Odda son 200 kilómetros de puro espectáculo de paisaje cambiante. No hay momento para el aburrimiento y sí muchos para estrellarse si no se va con cuidado. El cuello se gira más que viendo bikinis en Oslo. Primero unos prados sembrados de casitas y cabañas, con los tejados sembrados de césped, que aísla mejor de la nieve.


Y la cosa va ascendiendo poco a poco para encontrar montañas nevadas. En la parte más alta la nieve se encuentra en ambulancia, y los lagos semicongelados me sirven para otra postal.




Y para salvar los últimos metros de montaña con pasos demasiado nevados, los muchachos han estado picando roca durante no se sabe cuanto tiempo. Un colección de túneles inacabable, unos largos de 6 kms, otros cortos de 200, otros en espiral, uno que sube y otro que baja. Y una vez pasadas las montañas, toca bajar, y bajar, y bajar....y volver a bajar. Y el valle se va estrechando, y el río convirtiéndose en espumosos rápidos, con nubes de agua pulverizada y un sonido ensordecedor. Las cascadas incontables se descuelgan a ambos lados. La más bonita es Latefoss, una cascada doble y bífida.

Y llegamos a Odda, el pueblo que se asienta en el fondo del fiordo Hardanger. Pero no en el fondo del mar con Bob Esponja, si no en el otro fondo, lo que viene siendo al final del fiordo.
Ha sido una larga jornada de conducción. Nunca encontraba el lugar ideal para instalar el campamento, y tirando tirando, al final he llegado a la ciudad.
Comienzo a comer a las 17h. En el planing toca patatas fritas y longaniza de Aragón, que esta vez ha sido a la plancha, no al vino. El vino me lo he bebido, y un par de copas más. Luego he caído en la cuenta que el día siguiente es la verbena de San Juan. Pues yo ya la he celebrado un día antes. Total, aquí nadie se va a dar cuenta.

                           La ciudad no tiene nada de especial, solo su situación privilegiada, sus vistas.....




pero está bien pertrechada para el turismo, con supermercados, gasolineras, restaurantes, una buena oficina de turismo y varias empresas de taxis que te llevan al inicio de la ruta a Trolltunga (La lengua del troll), el mayor atractivo de la zona. Se trata de un saliente de roca en forma de lengua, que cuelga de una pared a 600 m de altura en caida libre sobre un lago. La broma son 23 km y 12 horas de marcha. Finalmente, después de haberme mareado con los precios de los taxis, el tiempo prometía varios días de lluvia, y he tenido que descartar la excursión. Otra escusa más para volver.
El jueves amanece nublado, así que decido pasarlo tranquilo en Odda, de paseo, arreglando fotos, el blog, …. y el viernes que va a llover, aprovechar para moverme. Pero el tiempo es muy caprichoso, y despeja a mediodía. A pocos kilómetros tengo una excursión de 4 horas, para ver unas cascadas. Como rápido, recojo y me pongo en marcha. Hay que aprovechar las oportunidades.
Las 4 cascadas de Husedalen están en Kinsarvik, a donde se llega por una carretera sinuosa y bastante estrecha bordeando todo el rato el fiordo.

Jamás he visto tanta agua salvaje, a excepción de Iguazú. Que burrada, que tamaño. Te puedes sentar a la orilla de la cascada.... o en el borde del precipicio, a gusto del consumidor.





                                                                  ¡Feliz y contento!

Y las cascadas siguen apareciendo en estas tierras, como las setas en otoño. Un poquito de agua y....





Y de aquí a Bergen. Y a partir de ahora no me voy a enrollar mucho. Casi no puedo levantar el brazo para escribir. Tengo una posible contractura tirando a tendinitis en el omoplato, lo que viene siendo la paletilla, de las de libro. Duele mucho, hasta sin moverme, y va para 10 días que la arrastro, por lo que no he tenido más remedio que sacar las pastillas. Las he probado de todas formas, de una en una, de dos en dos, en ensalada, en bocadillo, con agua, con zumo, con vino y hasta con whisky. Pero ahí sigue.
Pero no querría acabar la crónica sin explicar la bienvenida que me dio la ciudad de Bergen.
Lo tenía todo controlado para llegar con tiempo, encontrar aparcamiento y comer. Así tendría toda la tarde libre para ambientarme antes de ver el partido de España – Italia. Pues, ya dentro de la ciudad, en lo alto de uno de los muchos cerros que rodean el centro, a 5 km de mi destino, pinché una rueda. Eran las 14,30 h. Tras muchos contratiempos demasiado largos de contar, tener que llamar al seguro y apañármelas con un gruísta noruego, volvía a estar operativo a las 18,30h.
Sin haber comido, sin saber donde poder aparcar, pero al menos me ahorré el disgusto de la derrota.
Pero la cosa fue a peor al día siguiente, cuando intenté arreglar el pinchazo, que acabó siendo una rueda nueva y una broma de 360 €. Por un momento se me quitaron todos los dolores del brazo. Solo me dolía la cartera.

Y ahora os dejos con unas bellas instantáneas de Bergen, porque no puedo seguir escribiendo, los dolores son de parto.


                               El muelle antiguo, el famoso Bryggen, Patrimonio de la Humanidad





                        donde además de tiendas de souvenirs también hay lugares para el esparcimiento



                                                   También hay lugar para el diseño vikingo



y para la gastronomía, que se concentra en el el Mercado del Pescado, donde hacen el agosto con los turistas, y donde se puede conseguir carne de ballena, fresca o ahumada. Es lo negro... y claro que la he probado.



                                                      Y......esto es to to to to todo amigos !!!!



                   “Como todas las drogas, viajar requiere un aumento constante de la dosis."
                                                                John Dos Passos





PD:  Y desde aquí quiero volver a felicitar a mi amigo Jordi Asensio, que ha sido abuelo por primera vez.