Bienvenid@s a mi blog, donde narro mis viajes en autocaravana a lo largo y ancho de Europa


domingo, 30 de julio de 2017

AUSTRIA II: SALZKAMMMERGUT – SALZBURGO, ENTRE LAGOS Y MINAS



Este país se está convirtiendo en el tapado del viaje. A la ya comentada facilidad de acceso a los servicios básicos (supermercados, gasolineras) y a lo asequible de sus precios (la gasolina es más barata que en Italia o Alemania), se suma una variedad de paisajes y atractivos turísticos desconocidos hasta ahora (aunque por desgracia éstos suelen tener unos precios algo elevados).
Tras la memorable entrada por la carretera alpina del Grossglockner, ahora llega el turno de los lagos de la región de Salzkammergut, que junto con Hallstatt y las montañas Dachstein, han sido reconocidos como paisaje cultural Patrimonio Mundial de la Humanidad.

El lago Gosausee fue el primero en aparecer. Enclavado en un estrecho valle glaciar al final de una carretera, ofrece al visitante unas magníficas vistas, la posibilidad de afrontar buenas rutas de montaña o de dar un simple paseo por su orilla con la opción de un refrescante baño si el día acompaña. Incluso se puede navegar o practicar el submarinismo.


Luego fue el impresionante entorno del lago Hallstätter quien se presentó de repente tras 17 kms de curvas.


En su estrecha orilla se asentaron hace 9000 años algunos cazadores neolíticos atraídos por sus manantiales de aguas salinas. Pero fueron los celtas a partir del s.VIII aC quienes verdaderamente explotaron este lugar mediante minas de sal. Éste fue el origen de Hallstatt, que hoy sigue aprovechando las minas como gran reclamo turístico mediante una fascinante y divertida visita ( ¡ojo, la broma cuesta 21€! ).
No son las únicas minas de sal de la región. También hubo explotaciones en Altausee, Hallein y Berchtesgaden (Alemania), convertidas ahora en atractivas, pero similares, atracciones lúdicas.

La belleza del pueblo es incuestionable. Apiñadas casas de madera delicadamente adornadas a lo largo de dos calles peatonales,



innumerables miradores, entre los que destaca la Torre Rudolf, a la que se puede subir en funicular o a pie, y desde donde se accede a las minas.



Su cementerio reserva la visita más exótica del municipio: el osario. Debido a las pequeñas dimensiones del camposanto, cada 15 años recogen la cosecha de huesos para dar cabida a los nuevos inquilinos. Así, los más coquetos pasan a ocupar las dependencias del osario, donde sus familiares se encargan de dejarlos bien guapos para las visitas.




Y a sólo 8 kms se encuentra el funicular Krippenstein, mediante el que se accede a las montañas Dachstein, donde, a parte de infinitas rutas, se pueden visitar dos grandes cuevas: Mamut y Eishöle (otra increíble cueva de hielo). Pero mi apretado presupuesto no es capaz de abarcar tantas posibilidades turísticas, más aún cuando éstas se van repitiendo a lo largo del viaje: cuevas de hielo, minas de sal, teleféricos, etc.

Con tanta belleza a mi alrededor, que no le extrañe a nadie que rondara por estos parajes durante 4 días, y más habiendo encontrado un lugar donde instalarme que me obsequiaba todos los días con unas vistas y una playa como ésta.


Sólo con un chapuzón o con poder comer contemplando el panorama ya me justificaba la estancia.

Tras despedirme del lugar con una buena … , el lago Wolfgangsee fue el siguiente de la ruta, con el pueblo homónimo asentado en su orilla. Pero éste es tan turístico que se les ha ido de las manos y está tan masificado que por momentos me ha recordado a Lloret de Mar. No quedando ni un sólo metro de orilla accesible al público. Toda ha sido acaparada por campings, hoteles y propiedades particulares. Una pena.
Aunque a escasos 7 kms existe la posibilidad de pasar un tranquilo día en el pequeño lago Schwarzensee, que se puede rodear en un agradable paseo de 1 hora mientras decides en cual de sus pequeñas playas bañarte.



Posteriormente llegó Hallein y su mina de sal, que relevó al la de Hallstatt en el s.IV aC. Hoy el modelo extractivo ha cambiado, y mediante lagos subterráneos disuelven la sal del terreno para bombear y tratar posteriormente el agua. Y esta vez sí tocaba visita, aprovechando un descuento que llevaba guardando desde la visita al castillo de Werfen. Un chollo que dejaba la cosa en 16,8€.
La visita recorre túneles a pie o montado en un pequeño tren, navega por uno de los lagos y desciende de galería a través de toboganes.



Y al final del recorrido un minero celta, atrapado tras un derrumbe, momificado y más salado que un bacalao, se despide del visitante.


A pocos kilómetros de aquí se encuentra la histórica “ciudad de la sal”, Salzburgo, también Patrimonio. Este producto enriqueció a la capital de la región durante muchos siglos, comerciando con ella por toda Europa y más allá. Pero fue en el s.XVI, y gracias a un príncipe-arzobispo sin estudios pero muy hábil para los negocios, cuando la ciudad adquirió su atractivo aspecto actual, construyéndose la catedral, la fortaleza y muchos otros edificios.
Atravesada por el río Salzach y enclavada entre dos colinas, si se sube a cualquiera de ellas, las vistas que se obtienen proporcionan una bonita postal de la ciudad,



de día o de noche. Sólo hacen falta ganas de andar subiendo y bajando caminos o de rascare el bolsillo con funiculares o ascensores.


Los mayores reclamos son la gran fortaleza Hohensalzburg



y el espectacular interior de la catedral. Ambas construcciones son visibles desde cualquier punto de la ciudad.



También se puede pasear por sus abarrotadas calles admirando sus edificios, contemplando escaparates o disfrutando de bares y restaurantes. Todo ello decorado con bellos letreros de hierro forjado, muy típicos en Austria.



Éste último pertenece la prestigiosa y antigua bodega de cerveza Stiegl, hoy transformada en restaurante y biergarten. La nueva sede ofrece al visitante un tour multimedia por su instalaciones, bar, restaurante y varias degustaciones al final del recorrido.

Otras decoraciones urbanas son más modernas, y siempre se les encuentra una utilidad.


Pero si el turista se decanta más por una versión cultural de Salzburgo, no debe perderse el veraniego Festival de música clásica, que llena la ciudad de escenarios, muchos de ellos ubicados en el desproporcionado número de iglesia que pueblan el centro urbano.




Y si lo que les pone es el mundo del motor y la velocidad, la empresa austriaca Red Bull ha montado su museo en un moderno hangar del aeropuerto ( www.hangar-7.com ), donde expone todo tipo de vehículos por ella patrocinados.





Salzburgo ha resultado ser una pequeña ciudad de 150 mil habitantes con una variada e inagotable oferta lúdica y cultural capaz de dejar satisfecho al más exigente.



¡¡¡ Felices vacaciones !!!

viernes, 14 de julio de 2017

DEL PARAÍSO AL CIELO


¡ Me resisto a abandonar este paraíso, hay tanta tranquilidad, tanto por recorrer !

Y con este sentimiento, me planteé una “espuela”, la penúltima excursión antes de marchar hacia a Austria, pues hay que seguir el plan de ruta. Show must go on, como diría Freddy Mercury.

Las que me retienen son las Tre Cime di Lavaredo (2999m). Su hipnótica y majestuosa silueta recortada en el horizonte, se ha convertido en el lugar más visitado de la zona gracias a la carretera que lleva hasta el refugio de Auronzo (2320m), situado al pie de la montaña (como el pueblo de Marco) y visible en la parte la derecha.


La fácil accesibilidad ha convertido el lugar en una romería internacional con más cofrades que el Cristo del Gran Poder. Y también en un lucrativo negocio, pues la carretera tiene un peaje (40€ para las autocaravanas) que se puede evitar dejando el vehículo en el parking (18€/24h) y tomando el autobús (8€).
Yo opté por la opción más económica, subiendo y bajando a pie desde el pueblo, y completando la ruta alrededor del macizo en 6 horas. Su cara norte presenta un aspecto todavía más …; y si ampliáis la foto podréis ver a 5 individuos en el centro de la imagen.


Sin cambiar de ubicación, otra excursión más estaba a mi alcance. Rodear el macizo del Cadini por el Sendero Durissini,


que se convirtió en un rompepiernas desmoralizador, ya que los mapas no son capaces de mostrar collados como éste, muy parecido a los otros tres que le preceden. Pero fueron otras 6 horas de impresionantes vistas.


Menos mal que uno es de L´Hospitalet, criado en los Bloques La Florida y licenciado en Can Serra, curriculum suficiente para aguantarlo todo (💪) y saber pasar 4 días en este lugar, junto al lago Misurina




gastando sólo 4€ en una botella de vino (😂). Si buscas siempre hay un rinconcito agradable donde instalarse gratis (con el Cadini al fondo).


La definitiva excursión fue al lago Sorapis, partiendo desde otro de los renombrados puerto de las Dolomitas, el Paso Tre Croci. El camino, bastante accesible, estaba concurrido. Pero tenía su razón de ser.


Un paraíso donde se mezclaban alpinistas con familias enteras dispuestas a pasar un día de pic-nic, compaginando el paisaje con una sorprendente playa, una amplia pradera de césped, y los más atrevidos con un merecido baño.

Tras 25 días dando tumbos por estas montañas “dolo-míticas”, he tenido tiempo de disfrutar y sufrir, caminar y descansar, para celebraciones y diversión, pero también ratos de resaca, añoranzas y replanteamientos vitales, de aburridos días de lavandería, limpieza y alguna ducha que otra.
Tiempo suficiente para descubrir un turismo moderno, quizás el del mínimo esfuerzo, que aprovecha todas las posibilidades y avances tecnológicos a su disposición: funiculares, telesillas, e-bikes, drones, …
Aquí he cruzado el ecuador del viaje. Hace 3 meses que zarpé, y van 3000 kms de carretera. - ¡ Ésto se merece una celebración ! -.

Y con cierta pena por abandonar un territorio con el que me había familiarizado y me ha conquistado, me dirijí a Austria, hacia lo desconocido, y con la despensa cargada por si acaso. Esta vez han sido más de 4€ y  de 40, y más del doble. - ¡ Joder con la despensa ! -.


He cambiado de país y se nota. La arquitectura en los pueblos es diferente (casas pintadas con variados y coloridos tonos pastel, torres rematadas con forma de bulbo), y en el campo también hay novedades (casas, establos y graneros de madera colgando de verticales paredes en unos profundos valles; parece increíble que puedan trabajar el campo).



Pero también ha cambiado la oferta en los servicios, y para bien. Así, en cualquier pueblo puedes encontrarte con un McDonalds, el Media Markt o una amplia variedad de supermercados y gasolineras, hasta 30 céntimos/litro más baratas que en Italia.
Lo que no cambia es el paisaje. Montañas y más montañas, y de entre todas ellas destacan las que se pueden contemplar recorriendo la majestuosa Hochalpenstrasse – Grossglockner, una carretera alpina (de peaje: 35,5€) que alcanza los 2504m de altura en el Puerto de Hochtor.



Finalizada en 1934, cruza el Parque Nacional Hohe Tauern, que acoge 300 cumbres que sobrepasan los 3000 m alt. y 246 glaciares colgando de ellas.
- ¡Bienvenidos al Cielo ! -.


Fue un descubrimiento emocionante y emotivo, pues hacía 10 años que preparé la ruta, cuando en un inolvidable viaje en furgoneta, con tienda y de camping, Sofía, Malena, Eladio y yo recorrimos los Alpes. Pero la falta de tiempo nos privó de este espectáculo.

La Carretera es como un parque temático sobre montañas, geología, ecología y glaciaciones, con museos, exposiciones, y un largo etc. Todo muy bien organizado, con 11 puntos estratégicos bien indicados. Pero sobre todos ellos destaca el nº11, el Franz Josefs Höhe, un antiguo refugio que hoy es un complejo de aparcamientos, museos, restaurantes, miradores y centro de visitantes, con mucha información y fotografías en paneles repartidos por toda la zona.


Desde este punto se puede admirar, e incluso ascender al Grossglockner (3798 m), el techo del país.

Pero si las alturas te provocan vértigo, puedes optar por descender hasta el fondo del valle, donde podrás maravillarte con la magnitud del glaciar Pasterze (el mayor de Austria), y alucinar de cerca junto a tal descomunal masa de hielo.
Su lento pero implacable movimiento, el deshielo veraniego y el fatal cambio climático crean efímeras y sorprendentes formas en su estructura.


Varias horas después de estar ante esta maravilla, parte de su bóveda se colapsó, desprendiéndose toneladas de hielo y alcanzando a quienes, como yo había hecho antes, se paseaban por la orilla con la boca abierta tomando fotografías.




Es un encantador monstruo del que no te puedes fiar. Si su parte visible te puede dar un susto de ese calibre, la que se esconde bajo los varios metros de tierra y piedras de la morrena te puede hacer desaparecer dentro de una de sus ocultas grietas. Pero es tal la atracción que ejerce, que a veces el estúpido visitante, haciendo caso omiso a las advertencias, se acerca hasta él con la intención de poder acariciar a la bestia.


Lástima de no haber llevado la petaca y un vaso. Había barra libre de hielo.

Los que discrepan con la teoría del cambio climático encuentran en la amplia documentación gráfica dispersa por el lugar su respaldo, pues en épocas recientes el glaciar ha tenido un aspecto menos impactante,


pero está claro que nuestra generación no logrará disfrutar de este glaciar a pleno rendimiento.


Continuando la ruta, la siguiente escala prevista era el imponente castillo medieval de Hohenwerfen



donde ofrecen al visitante un vistoso y emocionante espectáculo de aves rapaces que se mueven y vuelan entre los asistentes.



Pero el verdadero reclamo de Werfen es la cueva Eisreisenwelt, considerada la cueva de hielo glaciar más grande del mundo, y situada a más de 1000 m por encima del pueblo.


Llegar hasta ella es una odisea, y su visita necesitará de casi 4 h. Una carretera salva los primeros 500m de altura en sólo 5 kms, con tramos que alcanzan pendientes del 21% (bus optativo). Luego toca un paseo ascendente de 20´ hasta llegar al funicular (que alcanza los 1500m alt), y tras ésto, otros 20´de ascenso más pronunciado todavía, permiten alcanzar la inmensa boca de la cueva (1641m). La puntilla la ponen los 700 escalones que hay que subir y bajar durante la visita guiada.



Y si queréis ver las maravillas que se esconden en su interior, aquí tenéis el enlace, www.eisriesenwelt.at , pues durante su fría (0ºC) y romántica visita con lámparas de carburo no están permitidas las fotos.



"El mundo es demasiado bonito como para viajar sólo por internet"
Anónimo