Bienvenid@s a mi blog, donde narro mis viajes en autocaravana a lo largo y ancho de Europa


sábado, 18 de abril de 2015

Y DE NUEVO ESPAÑA

Acabado el circuito por el sur de Portugal, he vuelto a España entrando por Badajoz.
La primera visita ha sido Jerez de los Caballeros. Ciudad marcada por su característico perfil,



donde destaca la abundancia de iglesias con interesantes torres de ladrillo, decoradas con cerámica vidriada y yeserías. 


Los restos de la Semana Santa inundan las iglesias: pasos y esculturas fuera de lugar



A pesar del turismo, la ciudad mantiene su aspecto natural, sin abusar de la oferta gastronómica y prescindiendo de los comercios tipicamente turísticos.

Zafra fue la siguiente escala. Su carta de presentación es su Castillo,  hoy  Parador Nacional.



Y la vida discurre alrededor de sus múltiples plazas y parques, representadas por la Plaza Grande y la Plaza Chica, donde se concentra la mayor oferta de tapas, raciones y otras distracciones del paladar.



En Aracena todo gira alrededor de la Gruta de las Maravillas, donde durante una hora la imaginación se queda corta ante los caprichos de la naturaleza. Las fotos están prohibidas, por lo que tendreis que hacer vuestra imaginación, y pensar que la montaña que soporta las ruinas del castillo está hueca, y por ella corren grupo tras grupo los turistas previo pago de 8.5 €.


Finalmente llego a Riotinto. Un pueblo que se ha reinventado a si  mismo. tras el cierre de las minas, la crisis arrasó el pueblo.  Pero de los restos de las explotaciones mineras, surgió la explotación turística.  Una gigantesca area ha sido explotada desde hace 2000 años, pero fueron los ingleses en el s. XIX quienes más se aprovecharon.

Se puede decir que arrasaron con todo, pero gracias a esto, ahora se puede observar un panorama único, pues los colores que la tierra escondía en su interior ahora se desbordan allá donde mires.
Parece otro planeta, donde los rojos, los ocres, los amarillos y violetas  del los minerales se mezclan con el verde de la vegetación y el azul del cielo. Increible.



A esta magia se le suma  la del río Tinto. Nace entre minas, y su color rojo es de origen natural, por la oxidación de los minerales que arrastra. Su acidez y la vida que en el se desarrolla a sido estudiada incluso por la NASA para un futuro viaje a Marte.


jueves, 9 de abril de 2015

ALENTEJO

Antes de adentrarme en el profundo Portugal del Alentejo, pasé unos días perdido por playas salvajes, volviendo a alucinar con la naturaleza mágica de las mareas. Si a éstas les acompaña un buen viento, el juego de las olas convierte el espectáculo en supremo. Y si lo puedes ver desde dentro de casa, bien apoltronado, con un vinito, un poquito de queso… ya no se puede pedir más,… ¿o sí?




Ahora, escuchando el repicar de la lluvia en el techo y con un panorama gris que confunde el agua del embalse con el del encapotado cielo, que más parece Escocia que la prima de Extremadura,  intento hacer memoria y resumen de estos días pasados. Y los recuerdos  están ahí,  algo apelotonados por la distancia temporal y por la relativa velocidad de este recorrido. Pero con un poquito de esfuerzo y concentración creo que podré recuperarlos.

Primero dejarme hacer un pequeño resumen de estos días y de esta tierra, donde tienen un obsesión por adoquinarlo todo. Si las iglesias están alicatadas hasta el techo, los pueblos y ciudades están  adoquinados  hasta en el carril bici. Todo, y todo significa todo, tiene adoquines. Calles, aceras, pasos de cebra y parquines, presentan estas piedras, ya sean antiguas y con solera o de nueva factura y diseño. Pero sea cual sea su origen  siguen dando mucho por culo a la hora de andar, correr o montar en bici.

Otra característica definitoria de estas tierras  llega a la hora de comer. Tan acostumbrados que estamos en casa con nuestros menús, aquí te vuelves loco para encontrar alguno. Su oferta es el “plato del día”, que pueden adornar con una sopita y un postre, pero al final o te quedas con hambre o palmas pasta.

Y para finalizar, la hora.  Siempre una hora menos, como en Canarias. Así que la luz solar provoca en el individuo, o sea, yo mismo,  un descontrol  tal, que no sabe donde está. Hay mañanas que pienso que estoy en Francia y otras que estoy en L´Hospitalet.  Y es que a las 7 am ya ha salido el sol, y a las 20 horas ya es de noche. Y si escuchas la radio española, la confusión siempre flota en el ambiente. Ejemplo es el noticiario del mediodía,  que llega a la hora del vermuth, o  el futbol de la champions que  empieza a la hora de la merienda.  Así no se puede vivir. 

Pero que esto no se lea como quejas, sino como la simple constatación una  realidad diferente a la que estamos acostumbrados a vivir.  Y ahora  vamos a disfrutar de los recuerdos y de los retratos.
Tras bordear el cabo de S. Vicente, y poner rumbo norte, la costa se asalvaja más a cada paso, y así, sin andar mucho  llego a Carrapateira. Un pequeñito pueblo, flanqueado por playas a ambos lados. Amplios arenales rodeados por verdes colinas, acantilados y un oleaje perfecto para el surf.




Tras dejar la costa, una buena internada hacia el interior me deja en Beja. Ya estamos en el Alentejo, la región más grande y más pobre de Portugal, pero puede que la más bella.  Una gran llanura de campos, verdes  o dorados según  la época, y plagada de castillos y fortalezas, herencia de tiempos pasados de conquistas y reconquistas.




Y llegamos a Évora, ciudad Patrimonio de la Humanidad y símbolo de  oferta y diversión  que nunca falla. Desde  andar entre megalitos  de 7000 años  hasta contemplar el artístico rostro de la muerte




pasando  por templos romanos descubiertos en el s.XIX, tras siglos de permanecer ocultos entre los muros de la muralla que rodea  toda la ciudad



 ó iglesias privadas de la  nobleza, de las  alicatadas hasta el techo, y de las pocas fotografiables



Con la llegada de la Semana  Santa, vuelvo a encontrar alguna autocaravana española, que desde Sanlucar de Barrameda no veía.  La ciudad se llena de turistas y autocares, y yo tomo rumbo a Monsaraz, una pequeña aldea encaramada en un cerro amurallado a los pies del embalse más grande de Europa, Alqueva.  Las vistas infinitas de los campos y de las cienes y cienes de islas que decoran el embalse son un espectáculo difícil de recoger en una foto.





El próximo paso  es cruzar la frontera  afrontar la siguiente tramo de la ruta: Extremadura.


Saludos, besos y abrazos a todos.  Vuestra compañía siempre reconfortante es bien recibida.