Por mucho que te cuenten, por mucho que hallas
viajado, sorprendentemente siempre se recurre a la misma expresión: “Spain is diferent” -
“España es única”.
Y es que van
pasando los días, se suman los kilómetros,
se suceden los pueblos, y la
certeza se va corroborando. Un país tan cercano geográficamente como Francia se
presenta tan lejano en sus maneras y costumbres:
-pueblos casi
fantasmales, donde la tranquilidad es absoluta, y la sensación de seguridad
máxima. Tan tranquilos son que llegan a ser aburridos. Con suerte puedes
encontrar un restaurante, una pizzería o una boulangeríe-cafetería.
-siempre viven en
casas bajas, con jardines y terreno, a
veces con construcciones secundarias: graneros, garajes, trasteros, etc.
- un alto grado de
“educación”, pues no hay ruidos ni
alborotos. Simplemente es más de tranquilidad.
-Sus horarios comerciales, y laborales trastornan nuestros hábitos, pero no queda
mas remedio que adaptarse: 9 - 12.30 /
14 – 17 , 18 y con suerte 19 h.
-en los
supermercados la fruta y verdura alcanza un precio desorbitado, a pesar de existir grandes extensiones de campos.
Simplemente se dedican a importarla. Puedes encontrar que algunos productos se
venden por unidades: el kiwi a 0.35 € en el Carreforur; un buen aguacate 1.90
la pieza.
En ciudades de un
cierto nivel, como Pau la cosa cambia, pero no mucho. Los horarios se
mantienen, la tranquilidad silenciosa y triste se mantiene, y en el centro se
encuentran edificios de viviendas, pero no muy altos. A las afueras vuelta a
las casas unifamiliares ajardinadas.
A todo se puede
acostumbrar uno, pero eso de no poderte tomar una caña, unos quintos con su
tapita, se lleva muy mal. Uno se resigna
pero no se acostumbra. Y si encuentras donde tomarte una cerveza, prepara el
bolsillo: una mediana 4 € aprox.; 25 cl de barril 3 €.
Esto me pasa por
salir de mi barrio, pero es el peaje a pagar por una vida errante elegida. Por
eso las cervezas me las tomo en “mi casa”. Y es que una vez dentro de la
autocaravana me olvido del lugar donde estoy. Me abstraigo del exterior y me
siento en mi casa. Una casa a la española, con mis costumbres y mis horarios
españoles. Es una sensación de hogar permanente, nada de transitorio, y así ,
me dedico a tareas tan cotidianas como leer, dormir la siesta, hacer deporte,
cocinar, fregar, limpiar, estudiar algo de francés,…
La radio siempre ha sido una grata compañía.
Es bueno escuchar a alguien más hablando cerca de ti, y aunque no sea una conversación,
es mejor que hablar solo.. Al entrar en
Francia el shock fue muy grande, me encontré con alguien en casa al que no
entendía, que no me servía de compañía, que no me acompañaba al irme a dormir.
Ahora ya me he ido acostumbrando, y he logrado encontrar en banda AM la Ser y RNE, que me mantienen al día y me sirve para escuchar el futbol. Se
pasan muy buenos ratos, con una cerveza
y unos cacahuetes.
El Madrid-Barça me
pilló en el pueblo de Teich, a orillas de la Bahía de Arcachon, a la altura de
Burdeos. Es un pequeño pueblo, pero destino turístico, ya que alberga la Casa
de la Naturaleza du Bassin d´Arcachon, un
Parque Ornitológico de110 Hay diversas rutas a pie y en bici, todo
centralizado alrededor del puerto, con un parque, una zona de pic-nic, una
pequeña brasería y un aparcamiento para autocaravanas donde siempre hay media
docena de ellas.
Pues en todo el
pueblo solo hay un restaurante (cerrado los domingos tarde), una pizzería
(cerrada), una especie de vinatería-bar de copas (cerrado domingos tarde), la panadería-cafetería y la brasería del
Parque, que cerraba a las 18h. Resumen.
No pude ver el partido. Me encerré en
casa con la Cadena Ser, unas cuantas cervezas, unas patatas y unos chupitos
finales para celebraaaar la victoria. Después de lo del Betis necesitaba una
alegría. El Negro ya tuvo su momento
de gloria, esta vez solo le tocaba ahogar las penas, y me han comentado que las
ahogó bien a fondo.
En días como estos
se echa de menos a los amigos, al barrio y a sus bares, y respirar y beberse su
ambiente.
Escribo desde un
aparcamiento habilitado para autocaravanas
en la zona recreativa del Parque Ornitológico de Teich. Aquí tengo todo
lo necesario: agua, lavabos, y rutas para recorrer toda la Bahía de Arcachon.
Aquí se puede elegir entre.
- sus playas, tanto
interiores como oceánicas
- sus marismas como
las del Delta de La Leyre, llenas de variadas
aves y pajarillos
- la Duna de Pilat
( de 100 m de alto y 15 km de longitud) a la orilla del mar, con tanto al canal
y al océano como a los bosques del interior
-ríos, bosques y canales surcados por
infinidad de rutas tanto pie como en bici.
Y en el pueblo, al que voy andando, tengo el
supermercado para comprarme mis cervecitas y demás. Cuando tienes lo necesario,
todo se relaja, todo fluye, y el resto viene rodado, el resto son
“menucias” y no importan ni siquiera los bares.
Todo suena perfecto, excepto por el pequeño detalle de la meteorología. El sol es difícil verlo más de una hora
seguida. Las nubes alcanzan un tamaño extraordinario. Pero lo peor es la
lluvia, pues han sido 6 días sin parar de llover. Así está en terreno, todo inundado, los ríos
fuera de cauce, los bosques inundados, los caminos embarrados de un lodo
arenoso negro, propio del lugar. Ésto es todo tierra de aluvión de antiguos
glaciares, de los que solo ha quedado esta arena, que junto con la
de las dunas crean un terreno propicio para marismas, pantanos, deltas,
y todo tipo de terrenos húmedos e inundables, llenos de pajaricos y otros
bichos. Todo muy bonito y naturalista, mosquitos incluidos.
El próximo destino
Burdeos, al que llegaré el sábado 29. Estaré toda la semana, de museos e
iglesias, y asomándome a todas las esquinas que pueda.
“Soy el dueño de mi
alma, el capitán de mi destino.”