Bienvenid@s a mi blog, donde narro mis viajes en autocaravana a lo largo y ancho de Europa


viernes, 27 de abril de 2018

MÁLAGA


La provincia de Málaga me recibió con tormentas y huracanes. Sus campos verdes estaban saturados de agua, algunos incluso anegados. El mismo estado en el que acabó mi casa.
A pesar de estar en su interior, y no ser ésta más grande que una autocaravana, en un momento de despiste las goteras lo invadieron todo. Desde la claraboya del techo un chorreo de gotas encharcaron el suelo y empaparon los asientos del sofá; la ventana del comedor también rezumaba agua hacia la tapicería interior; y la cama …  pues con medio colchón en remojo y una almohada húmeda por culpa de misteriosas filtraciones a través de la puerta del maletero.
Menuda nochecita achicando agua e intentando solventar el desastre. Por suerte solo fue agua, y con una buena ventilación todo volvió a la normalidad. A día de hoy, y a priori, todo ha quedado solventado con un poco de sellador de juntas. A la espera quedo de otra buena tormenta para ponerlo todo a prueba.

Esto ocurría a orillas de la Laguna de Fuente de Piedra, un complejo salino que la mayoría de veranos se seca, dejando aflorar un espectacular manto blanco de sal. Pero durante la primavera, esta Reserva Natural junto al pueblo homónimo, está considera como uno de los mayores criaderos y reserva de flamencos de Europa.

Sin mejoras en el aspecto meteorológico, me dirigí hacia el Desfiladero de los Gaitanes, más conocido como el Caminito del Rey, donde la visita requiere reserva previo pago. Y allí me planté yo, bajo una impertinente  lluvia que me acompañó durante todo el recorrido, que consta de dos estrechas y profundas gargantas separadas por un ensanchamiento del recorrido.
Debido a un supuesto peligro por resbalones en las pasarelas colgantes que hay en parte del itinerario, la travesía de la segunda garganta fue sustituida por un paseo a través de un túnel. Afortunadamente el final del Caminito es insustituible, y tan espectacular como parece.

Tras 5 días en ruta, más que en Andalucía, parecía estar en los Alpes. Hasta ese momento frío, lluvia, lagos y desfiladeros habían sido mis únicos compañeros de viaje; algo que llegó a ser, por momentos, la constante de un viaje pasado. Pero cuando recalaba en alguna población, los bares y restaurantes, sus tapas, raciones y frituras me devolvían a la incomparable realidad de España. Estaba en Andalucía.

La siguiente parada, algo más cultural, me llevó hasta el Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera, a las afueras de la ciudad. Considerados entre las mejores muestras megalíticas de Europa, y con casi 6000 años de antigüedad, han sido incluidos en el Patrimonio de la Humanidad (2016).

Y por último El Torcal de Antequera, Parque y Paraje Natural que muestra al visitante el caprichoso poder de erosión del agua, la lluvia y el viento sobre un terreno kárstico. Magnífico sendero circular de 2 horas.

Finalmente llegué al centro de todo este recorrido, la mismísima Antequera. Prehistórica ciudad con un riquísimo legado artístico que va desde la Edad de Bronce, y pasando por romanos (Antikaria) y árabes (Antaqira),  desde los dólmenes o la Alcazaba hasta un excelente repertorio de iglesias barrocas. Y todo ello con la eterna silueta de la legendaria Peña de los Enamorados de fondo, a la que algunos encuentran similitud con el perfil de un indio tumbado. La imaginación no tiene límites.


Entre visita y visita a los templos de la ciudad, el inconfundible sonido de las marchas procesionales de Semana Santa se propagaba por las callejuelas del centro histórico. Parecía una versión folclórica de “El día de la marmota”. Finalmente encontré, estupefacto, el origen de tal despropósito. Estaban celebrando la “Semana Santa Kids”. Los límites de la realidad habían superado  los de la imaginación.


Y de aquí a la capital, Málaga. Otra histórica ciudad de fundación fenicia y ocupada por griegos, cartagineses, romanos, árabes y hoy por los guiris. Lamentablemente somos legión los visitantes que abarrotamos no solo el centro de la ciudad, sino todo el área metropolitana y más allá. Unos llegados en autocaravana, otros en crucero, y muchos en autocar. Ricos, pobres, jóvenes o jubilados, nacionales y … muchísimos extranjeros. Todos poniendo nuestro granito de arena para que esta ciudad acabe perdiendo su propia identidad, y siguiendo los pasos de Madrid y sobretodo Barcelona, se convierta en un parque vacacional de carácter anual.
Una vez aceptada la sorpresa, y superada una realidad que sinceramente no esperaba encontrar en estas fechas … esta es la Málaga que ofrece la panorámica que se obtiene desde el Castillo de Gibralfaro. De izquierda a derecha: Plaza de toros,  Ayuntamiento neobarroco, Museo de Málaga, Alcazaba y Catedral renacentista.

Junto con el sol, la playa y el pescaito frito, son suficiente carta de presentación para una ciudad que merece una vista y un  lento paseo para empaparse de su esencia y cultura, de sus detalles y su gente, abstrayéndose de inconvenientes insalvables.


Mención aparte para la extraordinaria colección de iglesias que se reparte por toda la ciudad. Feas o muy feas en su exterior, encajadas y casi ocultas por un entramado urbano que se pega a ellas, en su interior esconden un tesoro barroco que sorprende al visitante.

Con una inabarcable muestra de imaginería religiosa que desprende una sensibilidad y sentimiento que va más allá del puro arte, y que  encuentra su máxima expresión cuando se exhibe durante la Semana Santa.


Recorriendo el este de la costa malagueña, una cita ineludible se encuentra en Nerja, con sus acantilados, su famosa cueva y el mítico barco de Chanquete, que sigue haciéndonos recordar aquel verano de 1980.


Y próximos al mar, pero ya encaramados a la Sierra de Tejeda, Alhama y Almijara, se desperdiga una colección de blancos pueblos donde las cuestas y las escaleras son habituales. Frigiliana es uno de ellos. Con unas magníficas vistas y un barrio mudéjar con varios premios por su conservación, quizás peque de sobreexplotación y masificación turística.


Canillas de Aceituno es otro ejemplo de pueblo serrano. Mucho más tranquilo pero igual o más atractivo, su variada oferta turística va desde la naturaleza a la gastronomía.  Se puede ascender a La Tejeda o Maroma, el techo de la provincia (2069 m alt) o recorrer la Ruta del Saltillo, y luego reponer fuerzas con un inmejorable chivo lechal asado al horno de leña (especialidad) o  también frito.

Las malas condiciones meteorológicas, potenciadas por una enorme masa de polvo sahariano en suspensión, me obligaron a descartar las excursiones, pero no me privaron de disfrutar del chivo que se cocina en el restaurante “La Sociedad”.
Gracias a todos por acogerme y soportarme durante todo un día.

Tres días después, y de nuevo en Málaga,  la nube sahariana seguía manteniendo este tétrico paisaje. Son las 6 de la tarde.



En un universo de ladrones, el único pecado definitivo es la estupidez”



Hunter S. Thompson, “Miedo y asco en Las Vegas” - 1971




miércoles, 11 de abril de 2018

UNA PRETEMPORADA DE FIESTA




UNA  PRETEMPORADA  DE  FIESTA

VALENCIA - TERUEL - CUENCA - GUADALAJARA


Un viaje comienza a disfrutarse con su propia planificación. Convencido de ello, con la ilusión de un nuevo reto y fomentado por mi errático sueño, he llegado a levantarme unos días a las 5, otros a las 6 y los más a las 7 de la mañana para dejarlo todo cuadrado y organizado. Llegado el momento oportuno siempre habrá tiempo para la improvisación.
Tras pasar en Madrid todo el invierno preparando la temporada 2018, ha llegado el momento de ponerla en práctica.

El destino ha decidido que este año el proyecto me lleve por tierras nacionales, en busca de nuevos lugares por descubrir y conocer, de reencontrarme con viejos conocidos o de disfrutar de algunas de las fiestas más reputadas del país.

A modo de pretemporada, para poner a punto cuerpo y máquina, y retomar el modus vivendi aparcado durante 5 meses, puse rumbo a Valencia. Las Fallas, afamadas pero nunca vistas, eran una espina que por fin iba a poder arrancarme. Coincidiendo allí con buena compañía era un plan casi perfecto.



La imaginación es un mundo sin fronteras ni límites, pero incapaz de abarcar lo que aquí se cuece durante más de una semana, con el plato principal servido en los últimos 4 días.

Mascletà diaria en la Plaza del Ayuntamiento, fuegos artificiales cada noche en el Parque del Turia. Una ciudad paralizada por y para la fiesta, e invadida literalmente por una marea humana llegada desde cualquier parte imaginable del planeta. Y todo ello envuelto por el estruendo continuo de toda clase de material pirotécnico, durante las 24 horas del día, en cualquier lugar de la calle o del cielo.
La plantà de las fallas da comienzo a la recta final. Más de 700 de estas obras de arte estaban repartidas por toda la ciudad. Grandes, pequeñas, infantiles, modestas o gigantescas ocupan amplias plazas, intersecciones de calles o pequeños rincones donde pensar en la cremà sólo me llevaba a imaginar un desastre o una desgracia.
Y allí donde no había una falla, había plantada una churrería. Increíble. Largas colas, mañana y tarde, para comerse unos churros o unos riquísimos buñuelos, sobretodo los de calabaza. Irresistibles.
El punto final a la fiesta lo pone la cremà. Fuegos, cohetes y mucho humo se alargan hasta bien entrada la madrugada. Y ojo con querer verlo todo de cerca. El calor, la humareda o los cascotes incendiarios cayendo del cielo pueden ser una sorpresa muy desagradable.

Entre tanto cachondeo siempre cabe tiempo para el ocio, el paseo y la culturización. Y Valencia tiene de todo, siendo los toros un ingrediente esencial en toda fiesta que se precie de tal. Ésta es una de las plazas grandes y ella solita demuestra su “amor taurino”.




El punto cultural se puede encontrar en el Palacio del Marqués de Dos Aguas, donde se aloja el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias. Su portada barroca de alabastro es de “traca”.


Y si se alarga el paseo se puede llegar hasta la Ciudad de las Artes, donde la moderna y polémica arquitectura  de Calatrava ha dejado cosas como este Palacio de las Artes, que más parece una nave de Star Trek. Lástima que  ya se cae a pedazos.



El descanso a tanto ajetreo lo busqué en Teruel, capital del arte mudéjar con un grupo de torres medievales Patrimonio de la Humanidad.

Es una de las capitales de provincia más pequeñas y menos pobladas de España, hecho que facilita las cosas. Con un corto y tranquilo paseo se puede disfrutar de todos sus encantos, siendo la histórica y romántica leyenda  de los amantes de Teruel uno de ellos, y cuyo Mausoleo es otro gran reclamo turístico.

A pocos kilómetros de la capital turolense, se esconde Albarracín. Enclavada en la sierra y encaramada a un promontorio rodeado por un profundo y estrecho meandro del río Guadalaviar, es una joya de la arquitectura serrana. Protegida por una espectacular muralla medieval y de un obligatorio tono rojizo, su visita es más que recomendable.



Poniendo rumbo oeste, siempre con Madrid como destino final, la siguiente parada se encontraba en Cuenca.

En su Ciudad Alta se concentran la mayoría de atractivos turísticos, abanderados por las Casas Colgantes, otro Patrimonio más.

Pero el parking y muchos de los miradores se encuentran en el fondo de los dos ríos que la rodean, por lo que la visita no resulta nada descansada. Dos días pasé cuesta arriba y cuesta abajo, a lo que sumando un frío pelón y temperaturas de - 4ºC por la noche, hicieron de la visita casi un acto de fe … en el turismo.

Y como no podía faltar una iglesia en el relato, aquí quedan las imágenes de la Catedral de turno.



En este punto del viaje, se sumó Sofía a la ruta. Una distinguida pasajera con abono de temporada dentro de la autocaravana. Juntos nos dispusimos a recorrer los alrededores de la ciudad, donde se pueden visitar auténticas obra maestra de la naturaleza. Las Torcas de Palancares y las Lagunas de la Cañada del Hoyo fueron el siguiente alto en el camino. Se trata de depresiones circulares creadas por el colapso del terreno, que en algunos casos tienen su fondo ocupado por una laguna.


Pero en cuanto comenzamos a adentrarnos en la sierra, el frio y la nieve se convirtieron en los protagonistas principales del paisaje. Una espesa capa blanca lo cubría todo.
Este fue el motivo por el que volvimos a suspender, por segunda vez, la visita a la Ciudad Encantada. Pero con los kilómetros nos fuimos envalentonando y autoconvenciendo para superar la situación. Y el nacimiento del río Cuervo nos recibió así.


Impracticable  la  pernocta sobre  más  de  un palmo de nieve y con una temperatura que no remontaba los -2ºC al mediodía, decidimos continuar ruta hasta encontrar parajes más practicables.
El exceso de kilómetros y de confianza en un en unas tierras desconocidas nos metió en un grave aprieto. Más de 150 kms sin ver una gasolinera nos abocó a quedarlos sin combustible. Rebuscando en el GPS, rezándole a todos los santos (por si acaso), con la tensión cargando el ambiente y a una velocidad  de desfile, pudimos llegar, en un agónico sufrimiento, a una estación de servicio cuando el ordenador de a bordo ya marcaba 0 kms en la autonomía de viaje. Y aún tuvimos que esperar 3 horas para que  el encargado comiera y disfrutara de su siesta.

Solventado el percance, pero con el susto todavía incrustado hasta los huesos, llegamos al Pantano de Buendía, en la frontera con la provincia de Guadalajara. Aquí, dos tipos, de forma espontánea y voluntaria, se dedicaron a esculpir las rocas de la orilla del embalse. Docena y media de esculturas conforman hoy la Ruta de las Caras. Monjes, vírgenes, músicos y duendes conforman un repertorio donde mi favorita delata unas preferencias musicales.


Atravesando la extensa provincia de Guadalajara fuimos siguiendo la herencia del Dictador, disfrutando de la paz y tranquilidad  que pueden llegar a proporcionar las orillas de los embalse de Entrepeñas y La Tajera.

A continuación nos adentramos en la comarca de La Alcarria, donde encontramos los castillos de Jadraque y Torija.


Y el punto final lo puso la ciudad de Guadalajara, donde a pesar de no estar planificado, nos topamos con la iglesia y su Semana Santa.

Recorriendo la ciudad, conseguimos visitar la iglesia de S. Francisco, cuya bóveda acoge más dragones que la casa de Daenerys Targaryen.
El mismo templo guarda bajo tierra una cripta donde los duques del Infantado, de la familia Mendoza, se construyeron un  gran Panteón de mármol a semejanza del existente en El Escorial.
Ineludible visita en la ciudad son también el Palacio del Infantado o el Panteón de la Condesa de la Vega.

Mueve tu culo, vive, visita y disfruta. Luego no serás capaz de elegir tu comunidad o país, todos lo serán.Con los kilómetros recorridos tu coche se hará más viejo y tu mente más grande. Vive, … y vive por ti. Preocuparse por el resto plantea una difícil dicotomía de interminable reflexión. De ella sólo surgirá lo que siempre se ha llevado en la sangre, quizás en el alma, por lo que la decisión ya estaba tomada desde un principio. Simplemente vive siendo tú.


“Nacimos para un propósito mucho más grande que ir a trabajar, pagar cuentas y morir”