Bienvenid@s a mi blog, donde narro mis viajes en autocaravana a lo largo y ancho de Europa


miércoles, 8 de noviembre de 2017

TURÍN, PUNTO FINAL


-Domingo,  20 de agosto:

Dejando atras el país de las prohibiciones,  llego al de las carreteras con el asfalto puesto en época de Mussolini. Ahora el juego del gato y el ratón, en lugar de ser con los contenedores de basura, es con los baches y agujeros del firme.

La llegada a Turín tuvo lugar ayer a las 17h, tras 8h al volante. Pero no fue hasta las 18,30h cuando definitivamente saqué la llave del contacto. Con la dirección de 3 aparcamientos en la agenda, comprobar su existencia fue como viajar de Guatemala a “Guatepeor”, aunque todos ofrecían servicio de aguas gratuito.
1-El primero era una gran explanada de hierba y grava que más bien recordaba un cementerio de elefantes, donde autocaravanas viejas, destartaladas, abandonadas y/o desguazadas,  parecían estar aparcadas para la eternidad. Algunas albergaban ocupantes, otras sólo apuntaban movimientos sospechosos en su interior. 
Yo era el único extranjero, el único con aspecto de turista. Una situación extraña que, en agosto y en Turín, me cohibió y me hizo probar suerte en otro de los aparcamientos.
2-El siguiente se ha convertido en un asentamiento étnico dejado de la mano de Dios y del ayuntamiento, con el servicio de aguas funcionando como ducha, y donde el recibimiento te lo da uno de los “vecinos” exhibiendo una oronda y desnuda barriga donde tienen cabida todo tipo de dibujos y tatuajes, incluyendo una pistola a tamaño natural. Una forma muy sutil y efectiva de ahuyentar al prójimo.
3-Tras el nuevo descarte decidí probar con la tercera opción, que resultó ser el parking de una zona verde, pero demasiado  solitaria y alejada del centro. 

Tras darle la vuelta a la ciudad, agotadas las opciones y sin ánimo de más aventuras, regresé al punto de inicio junto con mis elefantes, con la esperanza de que el pequeño cuartel de carabineros situado en el acceso sirviera para inspirar cierto orden y tranquilidad en el lugar.



Tras aparcar definitivamente, mi prioridad fue ponerme cómodo y fresco para relajarme y desconectar con algo de música y unas cervezas.

Pasada la primera noche (sin fantasmas), y recuperado del cansancio y estrés del día anterior, todo vuelve a brillar, incluido el Sol.  Poco a poco voy tomándole confianza a un aparcamiento que cada vez parece menos malo. Todo permanece en su sitio. Sólo me falta  reencontrar en Turín mi versión más turística y disfrutar de la ciudad.

El primer día en la ciudad ha sido toda una revelación, descubriendo lugares tan variopintos como el Duomo S. Giovanni, donde guardan a cal y canto la Sábana Santa, aunque una copia fotográfica se exhibe en otro templo (Real Iglesia de S. Lorenzo).


Derrochando lujo se presenta el Palacio Real, con una de las armerías más completas y lujosas de Europa.


Y sorprendiendo por su originalidad y diseño, este bloque de viviendas que, a semejanza de un frondoso bosque, incluye río y lago en la zona comunitaria de la planta baja.



Al regresar a casa he comprobado que todo continúa en su lugar. Definitivamente este es un parking de la ostia, aunque no todos opinan lo mismo. En estos dos días, una docena de pretendientes a vecino, tal y como entraban volvían a marcharse.



-Martes,  22 de agosto:

Pero al tercer día ya eran tres las autocaravanas que se arremolinaban a mi alrededor, … en habiendo sitio para dar y vender. Con tan buena escolta, abandono el nido para regresar al centro de la ciudad.

En el menú de hoy, el sobresaliente Museo Egipcio ofrece un variado surtido de momias, sarcófagos y otros milenarios elementos.



La antigua fábrica Fiat, transformada en un gran centro comercial con dos hoteles y un centro de congresos, sigue escondiendo en la azotea su vertiginoso circuito de pruebas.


Esta reliquia del diseño industrial de la primera mitad del s.XX, comparte escenario con la extravagancia de su dueño, el Sr. Agnelli, que ha instalado su pinacoteca personal en este moderno añadido.


Y una vuelta por el nuevo estadio de la Juventus sirve de postre a este recorrido por una ciudad que ha resultado ser un buen destino turístico, variado, sorprendente y con un gran centro histórico monumental muy agradable de pasear.




-Miércoles,  23 de agosto:

Tras estos agradables días en Turín, pongo rumbo a Francia, donde tengo prevista una parada en Briançon.  Alcanzado el destino a la hora de comer  procedo a ello para salir de paseo por la tarde. Pero cuando ya estaba con el postre, la Ley de Murphy me cambia el agradable Sol que me ha acompañado todo el día por una tormenta veraniega. 

Espero a que amaine con un café; sigo esperando con un chupito; la espera continúa con un cigarro;  pero mi paciencia no da para más, no me apetece. Definitivamente estoy en modo “regreso” y no voy a forzarme a visitar algo sin ganas.  Me vuelvo para España, aunque no directamente a casa, sino a Tarazona, lugar que le pondrá merecido final a otro viaje, como ya hizo allá por el agosto de 2015.



lunes, 30 de octubre de 2017

CASTILLO DE NEUSCHWANSTEIN

-Martes,  8 de agosto:
Desde Innsbruck vuelvo a hacer otra pequeña incursión en Alemania, esta vez para visitar el inconfundible  Castillo de Neuschwanstein. Su increíble aspecto de cuento dicen que inspiró el de Blancanieves, aunque el Castillo de Ussé (Francia) y el Alcázar de Segovia (España) también se otorgan este mérito.

Lo indiscutible es que su imagen se encuentra en todos los manuales sobre  castillos y guías de viaje, provocando un efecto llamada de proporciones escandalosas: 6000 visitantes/día; 1,4 millones/año.
Con la llegada del verano, los 82 millones de alemanes han comenzado a desparramarse por toda Europa como una incontenible marea humana que lo va inundando todo. Ya en los Dolomitas (Italia, junio) el 50% de los motoristas que circulaban eran alemanes; en Austria la mitad de los coches que he visto circular tenían matrícula alemana; Berchstesgaden colapsada; Neuschwanstein igual o lo siguiente.
Autocares, coches y autocaravanas atascando los accesos, parkings abarrotados, vehículos ocupando kilómetros de arcenes. Colas interminables para obtener un billete (llegando a las 8,30h a la taquilla y tras 1h de cola, éste marca las 12 como hora de entrada). Y para rematar la faena cierto abuso en los precios: 8,5€ el parking y 13€ el castillo, visitado en grupos (30-40 personas) que se suceden cada 10´.

Pero las molestias, la espera y la visita valen la pena. Todo para contemplar el capricho del rey Ludwig II, “El Loco”, quien enamorado de la Edad Media, quiso recrearla y vivirla en su propia casa de finales del s.XIX. Tras su muerte, el faraónico y desfasado proyecto quedó inconcluso.


Un mirador desde el Puente Marienbrucke da esta visión global de la construcción. El acceso es gratis pero con otra larga cola de espera.



Si lo que buscas es imitar  las fotos más famosas del castillo deberás subir toda una montaña para conseguir el ángulo adecuado. Pero la fachada principal de entrada estaba cubierta por andamios y lonas, lo que me ahorró una buena caminata.  Uffff !!!.



El lujoso capricho está levantado en el municipio de Hohenschwangau, donde se encuentra también el Castillo homónimo. También tendrá su interés, pero  éste que queda eclipsado por todo lo anterior y, en mi opinión, por unos precios abusivos. Visita combinada a los 2 castillos: 25/23€.

Finiquitada la visita  regreso de nuevo a Austria para seguir cruzándola en dirección oeste rumbo a Suiza. Para ello elijo la carretera 198 que discurre por el Valle del río Lech. Se trata del ejemplo perfecto de valle, con el fondo plano, verde y sembrado de casitas de madera.
Lástima que un cielo negro lo cubra y no pare de regarlo. No queda más opción que contemplarlo desde la ventanilla mientras devoro kilómetro tras kilómetro.


-Jueves,  10 de agosto:
Sigue lloviendo, y las opciones de hacer turismo a pie vuelven a desvanecerse. No hay más entretenimiento que continuar la ruta rumbo a Feldkirch, el destino de hoy y el último pueblo antes de pasar a la cara Suiza. Aquí aprovecharé para abastecerme de comida y gasoil.

Antes de llegar hice un par de paradas para comer y poner al día los mapas, la ruta, el diario y mi cabeza. A estas alturas, ya no puedo ni elegir donde parar. Lo debo hacer en los pocos lugares donde me lo permiten, pues por aquí son algo reacios a las autocaravanas. Y el que fabrica los carteles que prohíben el acceso, aparcar o pernoctar se debe  estar forrando.

Ahora los ratos de ocio los intento llenar como puedo: comiendo (más de la cuenta por aburrimiento), durmiendo, escribiendo, aporreando la guitarra y mirando al techo mientras le doy vueltas a todo dentro de mi cabeza. Rutinas y costumbres asimiladas casi mecánicamente y perfeccionadas durante 5 años,  han creado una estructura y una forma de vivir que se está desmoronando con la maldita avería del ordenador.

Hoy llega el momento de despedirme triste y tristemente de Austria, tras pasar los dos últimos días bajo los nubarrones y la lluvia.






“Sólo es triste la verdad cuando no tiene remedio”

Joan Manuel Serrat






















lunes, 23 de octubre de 2017

AUSTRIA  III:  EL  VALLE  DEL  INN



Austria se ha convertido en un país de contrastes meteorológicos, donde los días de frío (8ºC) y calor (35ºC) se van sucediendo alternativamente, obligándome a dormir con el pijama de verano una noche, con el de invierno la siguiente o sin pijama la tercera. La lluvia también ha querido participar en este despliegue climático, manteniéndose ininterrumpidamente durante 3 días, y dando paso a otros 3 de sol abrasador. Una locura de semana que podría acabar desquiciando a cualquiera y arruinando unas vacaciones.
La reentrada al país fue siguiendo el largo, ancho y caluroso valle del río Inn (afluente del Salzach, que a su vez alimenta al Danubio). Un poblado valle, donde los pueblos se suceden uno tras otro casi sin margen de separación. Y todos tienen algo que mostrar.

Wattens: pueblo donde se ubica la fábrica de cristales Swarosvski, que en 1995 inauguró un complejo multiespacios orientado al turista (museo, exposiciones, ocio, restauración). En el año 2015 las deslumbrantes instalaciones Kristallwelten Swarovski  (“Los Mundos del Cristal”) se ampliaron hasta las 7,5 hectáreas, pero también ampliaron el precio de acceso: 19€.



Söll: espectacular decoración barroca en la iglesia parroquial de S. Pedro y S. Pablo.


Rattemberg: junto al río Inn, conserva un bello centro histórico medieval de casas pintadas en variados tonos pastel.


La llegada de agosto no sólo vino acompañada del infernal calor del Valle del Inn, sino que también trajo la desgracia a este viajero. El ordenador, tras una involuntaria desconexión eléctrica, se apagó para no volver a encenderse nunca más durante el resto del viaje. Ha habido que esperar hasta finalizar el viaje para intentar reparar infructuosamente el aparato. Finalmente hubo que sustituir el disco duro, . . . pero eso es otra historia. 
Fue una pérdida inestimable, pues era una herramienta indispensable en mi modus operandi. Imprescindible para procesar las fotos y mantener al día el blog, y muy útil para el entretenimiento doméstico: cine, podcast, skipe, etc.  Pero a pesar de los problemas y lamentos, el viaje debía continuar.

El cumpleaños de Sofía, quien desafortunadamente tuvo que quedarse este año en casa, lo tuvimos que celebrar a través de una larguísima conversación telefónica, hecho que no impidió que la fiesta fuese de las gordas.  Todo ocurría en Hall in Tirol, pueblo que conserva otro centro histórico medieval rico en monumentos  y arte, y a tan sólo 10 kms de Innsbruck. 



Al día siguiente me acerqué en bici hasta el centro de Innsbruck, a fin para quemar la resaca y ubicar una futura zona de aparcamiento, ya que en Austria comienzan a ponerle bastantes trabas al asunto.
Buscando y buscando finalmente encontré un lugar perfecto, gratis (sólo durante el fin de semana) y en el centro de la ciudad, aunque en el intento perdí la noción del tiempo y la hora de la comida.
De regreso a casa, con la misión cumplida y recuperado pero famélico, preparé una copiosa merienda para reponer fuerzas. A las 20h., con la barriga bien llena y sin “nada más que ver y/o hacer”, me fui a la cama.
- ¡ El proceso de adaptación a la ausencia del ordenador va a ser largo y duro ! -.

La incapacidad de ir trabajando en directo con el blog me está obligando a sustituir dicha labor por un diario en papel y boli, que posteriormente transformaré en nuevas entradas en diferido o falso directo. 

-Sábado,  5 de agosto:
Tras 11 horas durmiendo, amanezco  renovado y fresco para el asalto a Innsbruck. Tiempo límite: lunes 09.00h., momento en el que el parquímetro comienza su jornada laboral.
Aprovecho el soleado día  yendo de un lado para otro, aunque otra vez desatendiendo las necesidades de mi estómago. 


Recorro la Herzog-Friedrich Strasse, la calle más famosa y típica, con bellos edificios de época, el ayuntamiento con su torre y el  famoso Neuer Hof / Goldenes Dachl (Tejadillo Dorado), que fue palco de honor en la boda del emperador Maximiliano I (1494).



Visito la Hofkirche, la iglesia de la corte que alberga la tumba-cenotafio del emperador Maximiliano I, considerado el monumento “más importante” de Austria, aunque finalmente no fue enterrado aquí. La obra fue diseñada por el propio emperador, quien quiso rodearse de héroes y antepasados, algunos más solicitados que otros.




Pero a primera hora de la tarde mi cuerpo dijo basta, negándose a dar un paso más. No me queda otra que regalarme un merecido descanso en un sombreado biergarten, con una fresquita y alimenticia cerveza alemana de trigo.
Recuperado el aliento y las fuerzas, encaro la última visita del día, el Tirol Panorama. Ubicado en una colina junto a los famosos trampolines de salto de invierno, se trata de una nueva instalación que ofrece buenas vistas de la ciudad y acoge una original pintura circular y panorámica (360º, 1000m2) del año 1896 y un  interesante museo.


Descendiendo camino de casa, aún me queda curiosidad para visitar la Basílica Wilten, cuyo interior es una obra maestra del rococó tirolés.


Y tras un merecido descanso y habiendo repuesto fuerzas adecuadamente, aún volví a la carga durante el turno de noche. En casa no tenía nada que hacer, y la ciudad me ofrecía una ambientada e iluminada versión nocturna.


Menos mal que el sábado le di un buen repaso a la ciudad, pues el domingo amaneció triste y gris,


dándome cuartel solamente para un corto paseo antes de romper a llover. Refugiado en un museo, al salir de éste la lluvia había arreciado, por lo que puse fin a la visita y rumbo a casa. Allí tuve tiempo durante toda la tarde de lamerme mis heridas y aliviarlas con alcohol.

-Lunes,  7 de agosto:
Perezoso y sin ánimo, arranco el día lentamente remoloneando en la cama. Finalmente consigo salir de la cueva y, aún sin ganas, afronto un día de zafarrancho doméstico: limpiar, fregar, cambio general de ropa, pelado, afeitado y ducha. Un servicio completo que me ocupa toda la mañana. Ahora, tanto vehículo  como conductor,  nos encontramos listos y limpios para afrontar otro buen tramo de la ruta.

Creo que de esta 2ª parte de Austria no me quedarán tan buenos recuerdos como de la 1ª, aunque dicen éstos siempre dependen del estado de los ojos con los que se mira y de la cabeza que los analiza. Pues mi vista no es la de un lince, ya hace 40 años que llevo gafas, y el procesador mental digamos que no lo tengo muy centrado. Se ha instalado en su interior el vago sentimiento de estar en proceso de “regreso a casa”, a pesar de que todavía quedan 2 meses para ejecutar el proyecto completo. Parece que la rotura del ordenador esta siendo una circunstancia agravante de primer orden.

En fin, puesto que más que viajar, vivo viajando, debo asumir que la vida tiene buenos ratos, ratos malos y algunos peores. Todos hay que torearlos, pero si el corazón pide regresar, la cabeza debe obedecer, … ¿o es al revés?.
Decida o que decida, nadie podrá quitarme lo “bailao”, y eso es lo que recordaré cada noche tumbado en la cama antes de soñar.




“Si tienes la cabeza llena de miedos, no te queda espacio para sueños”

“Villaviciosa de en Medio”, película.


























lunes, 16 de octubre de 2017

BERCHTESGADEN,  UN  PARÉNTESIS  ALEMÁN




Apenas 23 kms separan Salzaburgo de Berchstesgaden, aunque suficientes para que todo cambie.



Localidad ubicada en el fondo de un valle y rodeada de altas montañas, pertenece al land de Baviera, en el extremo sudeste de Alemania. Es un destino turístico de primer orden que puede colapsarse en verano. Si sus encantos naturales no tienen discusión, el morbo de su historia es tan potente que llega a eclipsarlos.

Fue mismísimo Hitler quien puso el nombre de este lugar en todos los libros de historia al construirse una casa de veraneo  en la pequeña aldea de montaña  de Obersalzberg, en una ladera sobre la ciudad. Más tarde, sus amigos, para rematar el asunto le regalaron en su 50 cumpleaños otra casita, ésta situada sobre la aldea, en la cima de la montaña. Era el Nido del Águila, lugar destinado al descanso y la meditación del personaje.
Ésto convirtió  Obersalzberg en el 2º centro de poder de toda la Alemania nazi, provocando el desalojo de todos los habitantes de la aldea y transformándola en zona de seguridad y acuartelamiento de tropas.
Los altos dirigentes del partido nazi siguieron los pasos de su líder, construyéndose casas en los aledaños. Y así, Berchstesgaden y sus alrededores acabaron convirtiéndose en el corazón del nacionalsocialismo.
Durante los últimos coletazos de la II Guerra Mundial, allá por mayo de 1945, el ejército americano  tomó la zona, asaltando y conquistando el Nido, lugar donde les pilló el fin de la guerra, y donde yo finalizo la clase de historia de hoy, fielmente reflejada en el  último capítulo de la serie “Hermanos de Sangre”, producida por Tom Hanks y Steven Spielberg para la cadena HBO. Garantía total de calidad.

Una vez puestos en situación vamos al tajo. Berchstesgaden es el típico pueblo bávaro de casas con fachadas decoradas con pinturas, flores y balcones de madera. Aquí se respira un aire muy alemán, y se intuye un profundo y rancio sentimiento germánico.



Para llegar hasta el Nido del Águila hay varios caminos, pero ninguno sencillo. Desde Berchstesgaden  se debe llegar hasta Obersalzberg (bus, teleférico o coche); luego, y hasta la plataforma del Nido sólo en bus (16€) o a pie (1,30-2h ida); y finalmente para alcanzar destino se puede tomar el ascensor excavado en la roca (incluido en el billete) o 20´ más a pie.
Hoy se ha convertido en un abarrotado lugar lleno de curiosos y morbosos, que encuentran un restaurante en la sala octogonal donde Hitler organizaba sus fiestas y reuniones. Una pequeña exposición lo recuerda.



Estratégicamente ubicado, continúa siendo un imponente regalo para la vista. Montañas y valles, Berchstesgaden a los pies, el Lago Königssee  a la izquierda y Salzburgo a lo lejos (fuera de plano). Para quedarse a vivir, aunque Hitler sólo lo disfrutó unas pocas veces.


En Obersalzberg los bombardeos aliados destruyeron todas las infraestructuras militares alemanas, incluyendo la casa de veraneo del dictador. Lo que resistió fue desmantelado y/o volado posteriormente. No queda ni un recuerdo, ni un símbolo de lo que fue. Ahora es un amplio complejo turístico, con la única excepción del Dokumentation, un pequeño museo sobre la historia del lugar, los nazis y la guerra, con la sorpresa de poder acceder a parte del gigantesco bunker que se extendía bajo la zona comunicando todas las instalaciones del lugar.

Pasando página y dejando atrás la historia, regresamos de nuevo a Berchstesgaden, desde donde se puede optar por tomar la Carretera Alpina Panorámica Rossfeld, con un recorrido circular de 26 kms., y en la que el tramo más espectacular es de peaje (6-8€). Alcanza los 1600 m alt., y rampas del 13%, con miradores panorámicos que permiten volver a ver el Nido de Hitler a lo lejos.



Restaurantes y kioskos amenizan el agradable paseo, aunque algunos aprovechan la revirada pero óptima carretera para estrujar los motores de sus coches y ponen a prueba la calidad de los neumáticos.

Desde Berchstesgaden también se puede acceder al Lago Königssee, tan sólo a 6 kms de distancia, y convertido en otro gran reclamo turístico. El lugar, de fácil acceso, merece la pena, y no es de extrañar que se cuenten por decenas de miles las personas que a diario se acercan hasta aquí. Menos mal que su gran parking es capaz de absorber tal avalancha de coches, motos, autocares, bicis y autocaravanas.
Unos se acercan para pasear por los alrededores del parking y el puerto,  los más eligen la navegación como la forma más cómoda, y casi única, para visitar el lago, que más bien parece un fiordo (20 kms long. y  2 de ancho). 18 barcos van y vienen abarrotados durante todo el día por el lago, en el que existen diversas paradas. Las colas para conseguir los billetes son largas, largas.



Los menos, optan por recorrer las abruptas montañas que lo enmarcan aprovechando la amplia red de duros senderos que las recorren.  Circunvalar a pie el lago es misión imposible.

Yo opté por complicarme la vida con una infernal subida durante 1,30h para llegar a uno de los pocos miradores sobre el lago. El esfuerzo  lo compensó está bellísima panorámica.


Para rematar la jornada festiva, concierto por la noche, donde la cerveza corrió al más puro estilo alemán. Litros y litros, jarras y más jarras. Una carpa se limitaba a servir jarras de litro a pesar de tener recipientes más modestos. Si insitías en algo más pequeño te remitían al chiringuito de la competencia, donde se podía comprar cerveza de botella, siempre en formato de medio litro y tirando a templada.
Pequeños inconvenientes sólo para un forastero, pues a los paisanos se les veía muy bien adaptados. Hasta el cantante agarraba con mayor fuerza y deseo su jarra que el micrófono.


Al divertido ritmo de la música folclórica local cayeron varios “botellines” .



Por exigencias del guión abandoné esta impresionante y encantadora zona con recursos para ocupar unas vacaciones completas. Había que continuar ruta y poner rumbo de nuevo a Austria, y para ello opté por recorrer de la entretenida Deutsche Alpenstrasse, la carretera alpina alemana (305) entre Berchtesgaden y Reit Im Winkl. Un tramo que, discurriendo por terreo montañoso, no obliga a superar tortuosos puertos de montaña. Es un recorrido más suave que a veces regala rincones de paz y tranquilidad como el que encontré junto a la carretera poco antes de cruzar la frontera.
Los Lagos Weitsee-Mittersee-Lödensee son un conjunto de lagos  intercomunicados de forma natural perfectos para unos días de descanso y relax, con amplias praderas de hierba y la posibilidad de bañarte libremente. Lo ideal tras una noche de fiesta.







“Nadie es viajero si no es curioso”

José Saramago – Viaje a Portugal


domingo, 30 de julio de 2017

AUSTRIA II: SALZKAMMMERGUT – SALZBURGO, ENTRE LAGOS Y MINAS



Este país se está convirtiendo en el tapado del viaje. A la ya comentada facilidad de acceso a los servicios básicos (supermercados, gasolineras) y a lo asequible de sus precios (la gasolina es más barata que en Italia o Alemania), se suma una variedad de paisajes y atractivos turísticos desconocidos hasta ahora (aunque por desgracia éstos suelen tener unos precios algo elevados).
Tras la memorable entrada por la carretera alpina del Grossglockner, ahora llega el turno de los lagos de la región de Salzkammergut, que junto con Hallstatt y las montañas Dachstein, han sido reconocidos como paisaje cultural Patrimonio Mundial de la Humanidad.

El lago Gosausee fue el primero en aparecer. Enclavado en un estrecho valle glaciar al final de una carretera, ofrece al visitante unas magníficas vistas, la posibilidad de afrontar buenas rutas de montaña o de dar un simple paseo por su orilla con la opción de un refrescante baño si el día acompaña. Incluso se puede navegar o practicar el submarinismo.


Luego fue el impresionante entorno del lago Hallstätter quien se presentó de repente tras 17 kms de curvas.


En su estrecha orilla se asentaron hace 9000 años algunos cazadores neolíticos atraídos por sus manantiales de aguas salinas. Pero fueron los celtas a partir del s.VIII aC quienes verdaderamente explotaron este lugar mediante minas de sal. Éste fue el origen de Hallstatt, que hoy sigue aprovechando las minas como gran reclamo turístico mediante una fascinante y divertida visita ( ¡ojo, la broma cuesta 21€! ).
No son las únicas minas de sal de la región. También hubo explotaciones en Altausee, Hallein y Berchtesgaden (Alemania), convertidas ahora en atractivas, pero similares, atracciones lúdicas.

La belleza del pueblo es incuestionable. Apiñadas casas de madera delicadamente adornadas a lo largo de dos calles peatonales,



innumerables miradores, entre los que destaca la Torre Rudolf, a la que se puede subir en funicular o a pie, y desde donde se accede a las minas.



Su cementerio reserva la visita más exótica del municipio: el osario. Debido a las pequeñas dimensiones del camposanto, cada 15 años recogen la cosecha de huesos para dar cabida a los nuevos inquilinos. Así, los más coquetos pasan a ocupar las dependencias del osario, donde sus familiares se encargan de dejarlos bien guapos para las visitas.




Y a sólo 8 kms se encuentra el funicular Krippenstein, mediante el que se accede a las montañas Dachstein, donde, a parte de infinitas rutas, se pueden visitar dos grandes cuevas: Mamut y Eishöle (otra increíble cueva de hielo). Pero mi apretado presupuesto no es capaz de abarcar tantas posibilidades turísticas, más aún cuando éstas se van repitiendo a lo largo del viaje: cuevas de hielo, minas de sal, teleféricos, etc.

Con tanta belleza a mi alrededor, que no le extrañe a nadie que rondara por estos parajes durante 4 días, y más habiendo encontrado un lugar donde instalarme que me obsequiaba todos los días con unas vistas y una playa como ésta.


Sólo con un chapuzón o con poder comer contemplando el panorama ya me justificaba la estancia.

Tras despedirme del lugar con una buena … , el lago Wolfgangsee fue el siguiente de la ruta, con el pueblo homónimo asentado en su orilla. Pero éste es tan turístico que se les ha ido de las manos y está tan masificado que por momentos me ha recordado a Lloret de Mar. No quedando ni un sólo metro de orilla accesible al público. Toda ha sido acaparada por campings, hoteles y propiedades particulares. Una pena.
Aunque a escasos 7 kms existe la posibilidad de pasar un tranquilo día en el pequeño lago Schwarzensee, que se puede rodear en un agradable paseo de 1 hora mientras decides en cual de sus pequeñas playas bañarte.



Posteriormente llegó Hallein y su mina de sal, que relevó al la de Hallstatt en el s.IV aC. Hoy el modelo extractivo ha cambiado, y mediante lagos subterráneos disuelven la sal del terreno para bombear y tratar posteriormente el agua. Y esta vez sí tocaba visita, aprovechando un descuento que llevaba guardando desde la visita al castillo de Werfen. Un chollo que dejaba la cosa en 16,8€.
La visita recorre túneles a pie o montado en un pequeño tren, navega por uno de los lagos y desciende de galería a través de toboganes.



Y al final del recorrido un minero celta, atrapado tras un derrumbe, momificado y más salado que un bacalao, se despide del visitante.


A pocos kilómetros de aquí se encuentra la histórica “ciudad de la sal”, Salzburgo, también Patrimonio. Este producto enriqueció a la capital de la región durante muchos siglos, comerciando con ella por toda Europa y más allá. Pero fue en el s.XVI, y gracias a un príncipe-arzobispo sin estudios pero muy hábil para los negocios, cuando la ciudad adquirió su atractivo aspecto actual, construyéndose la catedral, la fortaleza y muchos otros edificios.
Atravesada por el río Salzach y enclavada entre dos colinas, si se sube a cualquiera de ellas, las vistas que se obtienen proporcionan una bonita postal de la ciudad,



de día o de noche. Sólo hacen falta ganas de andar subiendo y bajando caminos o de rascare el bolsillo con funiculares o ascensores.


Los mayores reclamos son la gran fortaleza Hohensalzburg



y el espectacular interior de la catedral. Ambas construcciones son visibles desde cualquier punto de la ciudad.



También se puede pasear por sus abarrotadas calles admirando sus edificios, contemplando escaparates o disfrutando de bares y restaurantes. Todo ello decorado con bellos letreros de hierro forjado, muy típicos en Austria.



Éste último pertenece la prestigiosa y antigua bodega de cerveza Stiegl, hoy transformada en restaurante y biergarten. La nueva sede ofrece al visitante un tour multimedia por su instalaciones, bar, restaurante y varias degustaciones al final del recorrido.

Otras decoraciones urbanas son más modernas, y siempre se les encuentra una utilidad.


Pero si el turista se decanta más por una versión cultural de Salzburgo, no debe perderse el veraniego Festival de música clásica, que llena la ciudad de escenarios, muchos de ellos ubicados en el desproporcionado número de iglesia que pueblan el centro urbano.




Y si lo que les pone es el mundo del motor y la velocidad, la empresa austriaca Red Bull ha montado su museo en un moderno hangar del aeropuerto ( www.hangar-7.com ), donde expone todo tipo de vehículos por ella patrocinados.





Salzburgo ha resultado ser una pequeña ciudad de 150 mil habitantes con una variada e inagotable oferta lúdica y cultural capaz de dejar satisfecho al más exigente.



¡¡¡ Felices vacaciones !!!