Bienvenid@s a mi blog, donde narro mis viajes en autocaravana a lo largo y ancho de Europa


lunes, 23 de octubre de 2017

AUSTRIA  III:  EL  VALLE  DEL  INN



Austria se ha convertido en un país de contrastes meteorológicos, donde los días de frío (8ºC) y calor (35ºC) se van sucediendo alternativamente, obligándome a dormir con el pijama de verano una noche, con el de invierno la siguiente o sin pijama la tercera. La lluvia también ha querido participar en este despliegue climático, manteniéndose ininterrumpidamente durante 3 días, y dando paso a otros 3 de sol abrasador. Una locura de semana que podría acabar desquiciando a cualquiera y arruinando unas vacaciones.
La reentrada al país fue siguiendo el largo, ancho y caluroso valle del río Inn (afluente del Salzach, que a su vez alimenta al Danubio). Un poblado valle, donde los pueblos se suceden uno tras otro casi sin margen de separación. Y todos tienen algo que mostrar.

Wattens: pueblo donde se ubica la fábrica de cristales Swarosvski, que en 1995 inauguró un complejo multiespacios orientado al turista (museo, exposiciones, ocio, restauración). En el año 2015 las deslumbrantes instalaciones Kristallwelten Swarovski  (“Los Mundos del Cristal”) se ampliaron hasta las 7,5 hectáreas, pero también ampliaron el precio de acceso: 19€.



Söll: espectacular decoración barroca en la iglesia parroquial de S. Pedro y S. Pablo.


Rattemberg: junto al río Inn, conserva un bello centro histórico medieval de casas pintadas en variados tonos pastel.


La llegada de agosto no sólo vino acompañada del infernal calor del Valle del Inn, sino que también trajo la desgracia a este viajero. El ordenador, tras una involuntaria desconexión eléctrica, se apagó para no volver a encenderse nunca más durante el resto del viaje. Ha habido que esperar hasta finalizar el viaje para intentar reparar infructuosamente el aparato. Finalmente hubo que sustituir el disco duro, . . . pero eso es otra historia. 
Fue una pérdida inestimable, pues era una herramienta indispensable en mi modus operandi. Imprescindible para procesar las fotos y mantener al día el blog, y muy útil para el entretenimiento doméstico: cine, podcast, skipe, etc.  Pero a pesar de los problemas y lamentos, el viaje debía continuar.

El cumpleaños de Sofía, quien desafortunadamente tuvo que quedarse este año en casa, lo tuvimos que celebrar a través de una larguísima conversación telefónica, hecho que no impidió que la fiesta fuese de las gordas.  Todo ocurría en Hall in Tirol, pueblo que conserva otro centro histórico medieval rico en monumentos  y arte, y a tan sólo 10 kms de Innsbruck. 



Al día siguiente me acerqué en bici hasta el centro de Innsbruck, a fin para quemar la resaca y ubicar una futura zona de aparcamiento, ya que en Austria comienzan a ponerle bastantes trabas al asunto.
Buscando y buscando finalmente encontré un lugar perfecto, gratis (sólo durante el fin de semana) y en el centro de la ciudad, aunque en el intento perdí la noción del tiempo y la hora de la comida.
De regreso a casa, con la misión cumplida y recuperado pero famélico, preparé una copiosa merienda para reponer fuerzas. A las 20h., con la barriga bien llena y sin “nada más que ver y/o hacer”, me fui a la cama.
- ¡ El proceso de adaptación a la ausencia del ordenador va a ser largo y duro ! -.

La incapacidad de ir trabajando en directo con el blog me está obligando a sustituir dicha labor por un diario en papel y boli, que posteriormente transformaré en nuevas entradas en diferido o falso directo. 

-Sábado,  5 de agosto:
Tras 11 horas durmiendo, amanezco  renovado y fresco para el asalto a Innsbruck. Tiempo límite: lunes 09.00h., momento en el que el parquímetro comienza su jornada laboral.
Aprovecho el soleado día  yendo de un lado para otro, aunque otra vez desatendiendo las necesidades de mi estómago. 


Recorro la Herzog-Friedrich Strasse, la calle más famosa y típica, con bellos edificios de época, el ayuntamiento con su torre y el  famoso Neuer Hof / Goldenes Dachl (Tejadillo Dorado), que fue palco de honor en la boda del emperador Maximiliano I (1494).



Visito la Hofkirche, la iglesia de la corte que alberga la tumba-cenotafio del emperador Maximiliano I, considerado el monumento “más importante” de Austria, aunque finalmente no fue enterrado aquí. La obra fue diseñada por el propio emperador, quien quiso rodearse de héroes y antepasados, algunos más solicitados que otros.




Pero a primera hora de la tarde mi cuerpo dijo basta, negándose a dar un paso más. No me queda otra que regalarme un merecido descanso en un sombreado biergarten, con una fresquita y alimenticia cerveza alemana de trigo.
Recuperado el aliento y las fuerzas, encaro la última visita del día, el Tirol Panorama. Ubicado en una colina junto a los famosos trampolines de salto de invierno, se trata de una nueva instalación que ofrece buenas vistas de la ciudad y acoge una original pintura circular y panorámica (360º, 1000m2) del año 1896 y un  interesante museo.


Descendiendo camino de casa, aún me queda curiosidad para visitar la Basílica Wilten, cuyo interior es una obra maestra del rococó tirolés.


Y tras un merecido descanso y habiendo repuesto fuerzas adecuadamente, aún volví a la carga durante el turno de noche. En casa no tenía nada que hacer, y la ciudad me ofrecía una ambientada e iluminada versión nocturna.


Menos mal que el sábado le di un buen repaso a la ciudad, pues el domingo amaneció triste y gris,


dándome cuartel solamente para un corto paseo antes de romper a llover. Refugiado en un museo, al salir de éste la lluvia había arreciado, por lo que puse fin a la visita y rumbo a casa. Allí tuve tiempo durante toda la tarde de lamerme mis heridas y aliviarlas con alcohol.

-Lunes,  7 de agosto:
Perezoso y sin ánimo, arranco el día lentamente remoloneando en la cama. Finalmente consigo salir de la cueva y, aún sin ganas, afronto un día de zafarrancho doméstico: limpiar, fregar, cambio general de ropa, pelado, afeitado y ducha. Un servicio completo que me ocupa toda la mañana. Ahora, tanto vehículo  como conductor,  nos encontramos listos y limpios para afrontar otro buen tramo de la ruta.

Creo que de esta 2ª parte de Austria no me quedarán tan buenos recuerdos como de la 1ª, aunque dicen éstos siempre dependen del estado de los ojos con los que se mira y de la cabeza que los analiza. Pues mi vista no es la de un lince, ya hace 40 años que llevo gafas, y el procesador mental digamos que no lo tengo muy centrado. Se ha instalado en su interior el vago sentimiento de estar en proceso de “regreso a casa”, a pesar de que todavía quedan 2 meses para ejecutar el proyecto completo. Parece que la rotura del ordenador esta siendo una circunstancia agravante de primer orden.

En fin, puesto que más que viajar, vivo viajando, debo asumir que la vida tiene buenos ratos, ratos malos y algunos peores. Todos hay que torearlos, pero si el corazón pide regresar, la cabeza debe obedecer, … ¿o es al revés?.
Decida o que decida, nadie podrá quitarme lo “bailao”, y eso es lo que recordaré cada noche tumbado en la cama antes de soñar.




“Si tienes la cabeza llena de miedos, no te queda espacio para sueños”

“Villaviciosa de en Medio”, película.


























No hay comentarios:

Publicar un comentario