Abandono el Rhin,
silencioso y fiel compañero de viaje durante varias semanas, y digo
adiós a la alegre Colonia y a su millón de habitantes. Tras la
intensidad y el bullicio de la ciudad, cambio el decorado visitando
el mayor complejo industrial del carbón del mundo, Minas
Zollverein, cerrado en los 80, transformado en centro cultural y
turístico, y declarado Patrimonio de la Humanidad.
Tras esta breve parada,
toca buscar el descanso y la paz en un lugar apartado llamado
Externsteine. Este lugar durante muchos siglos ha sido un
lugar mágico, mitológico y de culto para los alemanes. Pero
intentando llegar, lo que ha llegado a sido la desgracia
¡ clonk ! , ¡¡ crashhh !! , ¡¡¡noooo,
mierda!!!
Pues si. Todo no van a
ser alegrías, fiestas y cachondeo. He sufrido un pequeño accidente
en una maniobra de cambio de sentido. Se me ha enganchado la parte
trasera de la autocaravana con la verja de hierro de una casa.
Solo se le ha rayado la pintura, pero yo he partido la pared trasera
y se ha arrancado de la moldura de la esquina. Lo que viene siendo
un destrozo.
Hasta la verjas las hacen
a conciencia en Alemania, para que aguanten toda la vida. Y yo he
tenido que apañarme con la mágica cinta americana que lo “repara”
todo, con un poco de silicona para sellarlo todo y varios trozos de
cinta metálica perforada con unos tornillos para sujetar los trozos
del guardabarros. Una obra de ingeniería tercermundista que me
permite seguir camino sin más.
Una vez ahogadas las
penas, visito este lugar que tanto me ha hecho sudar, pero lo único
que encuentro es un flujo incesante de autocares, motoristas,
autocaravanas y otros vehículos. No le en- cuentro la magia, las
piedras no me susurran. Solo es un simple peñasco con una cueva,
donde unos curas montaron una escenita y mira como ha acabado.
Sigo la ruta saltando de
ciudad en ciudad, cambiamos de nombres pero no de escenarios. Otras
ciudades con otros ríos. Es el momento de la Liga Hanseatica, que no
es una competición deportiva, sino una asociación comercial y
política creada en la Edad Media entre las ciudades independientes
de Bremen, Hamburgo y Lübeck. Actualmente Bremen y Hamburgo siguen
siendo ciudades-estado independientes, con parlamento y senado, y
sus gigantescos puertos que les dan poder económico.
Bremen, fundada
por Carlomagno y con medio millón de habitantes, es la hermana
pequeña de Colonia. Se libro de la mayoría de los bombardeos en la
2ª Guerra Mundial, por lo que conserva bastante bien sus monumentos,
todos muy concentraditos alrededor del Markt, la Plaza del Mercado,
la plaza principal de la ciudad. A su alrededor se puede contemplar
el Ayuntamiento y la Estatua de Rolando, catalogados como Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO, pero también la catedral, el
parlamento, otra iglesia y varios antiguos edificios que crean una
bonita postal
Bremen se asocia al río
Weser, que desemboca 60 kms al norte, donde está el 2º puerto del
país.
Pero la ciudad también
va asociada al cuento de los hermanos Grimm y a sus músicos
protagonistas
Y si quereis pasear
lejos del ajetreo turístico del centro, lo podeis hacer por este
gran cementerio donde nadie os molestará. Fue convertido en parque
en el s.XIX creando tendencia en su época.
Pero si lo que os apetece
es viajar y os gustan las manualidades, en la página web de
Bricomania hay unos sencillos briconsejos que os permitirán
construir, en un fin de semana, la autocaravana de vuestros sueños.
Y los sueños de este manitas eran grandes, muy grandes.
Hamburgo y
sus 1,6 millones de habitantes son palabras mayores para mi.
Es la primera gran ciudad a la que me enfrento. Y la consecuencia
han sido 2,30h dando vueltas, 35 kms buscando un aparcamiento
apropiado donde no me robaran 20 €/día por aparcar debajo de un
puente, hacinado con mis semejantes, cual lata de anchoas. Finalmente
he encontrado “mi sitio” en el descampado de unas obras, la mar
de tranquilo, parecía el vigilante. Y muy cerquita del centro, al
que podía llegar caminando.
El puerto de Hamburgo es
el mayor del país y uno de los más grandes de Europa, ocupando
mayor superficie que la zona urbana. Un bosque de grúas se extiende
por brazos y canales del río Elba.
Es tal su influencia que
incluso utilizan contenedores de transporte para la promoción de la
ciudad.
Tantos canales y puentes
tiene Hamburgo, que la llaman la “Venecia del Norte”, otra más a
la lista. Los hay por todo el centro, pero los más espectaculares
son los que bañan a los antiguos almacenes del puerto, que destacan
por sus dimensiones y sus rojos ladrillos. Hoy son museos y oficinas.
Para visitar el puerto y
sus canales, lo más cómodo es en barco. No faltan ofertas de
barcos, barcas, lanchas o cualquier cosa flotante para realizar un
tour , pero la demanda y el
hacinamiento borregil llega a extremos como
Yo me decanto más por
este otro modelo de transporte más discreto, con el que puedes pasar
inadvertido, y si es necesario hacerte un hueco allá donde fueres.
Pero si no te gusta el
agua siempre puedes ir andando a los sitios, incluso bajo los 12 m
del río Elba a través de este antiguo túnel, ahora solo peatonal.
Cuando lo crucé me recordó a la película “Pánico en el túnel”,
de Sivester Stallone, que tan buenos ratos le ha hecho pasar a mi
amigo Luilli.
Otros los lugares a
visitar pueden ser el Ayuntamiento, un pedazo de edificio por dentro
y por fuera
o bien el Kunsthalle, el
Museo de Arte, donde a parte de cuadros de primera, también hay
otros....
Lübeck es la
última parada de esta trilogía. Pequeña ciudad bañada por el río
Trave, que rodea por completo su centro histórico, también
Patrimonio de la Humanidad. Lo primero que llama la atención al
llegar son media docena de largas agujas verdes que despuntan en la
silueta de la ciudad
Una fiesta de iglesias y
catedrales con sus campanarios y tejados forrados de latón, esperan
a los visitantes más devotos. Para los más ateos queda el resto de
la ciudad, un tesoro. Solo hay que pasear por sus calles y
contemplar sus construcciones
Las fachadas de las
viviendas siguen un mismo patrón, pero no encontrarás dos iguales,
creando una colección inacabable de diseños únicos.
El mar Báltico se
encuentra solo a 20 km. En verano varios pueblos son el destino
turístico de los alemanes que no van a Mallorca, aunque me parece
que no debe ser lo mismo
La última parada en
Alemania es en la isla de Fehmarn, donde cogeré el ferry
hasta Dinamarca.
Siguiendo un buen consejo
he pasado aquí un par de días, cerrando el capítulo alemán de
esta historia, y paseando por una isla llena de campings y playas,
pájaros y ovejas, campos verdes y generadores eólicos.
También pude escuchar la
retransmisión de la final de Champions Ligue, estrujando los últimos
Mb de la tarjeta del modem y sintonizando las últimas ondas de la
radio en español. Lástima que me quedé dormido en la segunda parte
de la prorroga y me desperté cuando ya le estaban entregando la
copa a Messi.
Esta aproximación a
Escandinavia se salda con 52 días de travesía, un par de zapatos
destrozados, 400 kms en bici y 4000 kms de ruta (aunque desde Madrid,
sin escalas y por la autopista son 2500). El Valle del Rhin y Colonia
han sido los mejores destinos, y la conclusión es que pueden ir por
autopista (gratuita) hasta a comprar el pan, con una salida expresa
para poder tirar la basura. Eso sí, montados en sus potentes y
espectaculares cochazos, cuanto más ruidosos mejor. Pura hormona.
En esta zona ya comienza
a notarse el efecto de la latitud, y el sol se está convirtiendo en
casi una constante. A las 5 de la mañana ya es de día, y así hasta
las 23h. Una excusa muy buena para aprovechar el día, y estar en la
cama solo el tiempo que te pida el cuerpo, que en mi caso coincide
bastante con las horas de oscuridad.
Y aunque solo fue un
dulce sueño, hubiese sido una bonita forma de despertarse, mucho
mejor que el panorama que me encontré.
PD: en la estación
del ferry y en el pueblo principal de la isla existen supermercados
donde el producto estrella es el alcohol. Los nórdicos cargan
autocares, remolques y furgonetas todo tipo de bebidas con las que
marearse. Y no se cortan, todo lo compran por cajas, todo. Parece que
la cosita está muy mal por ahi arriba. Yo espero que mis
provisiones, algunas con los 4000 kms encima, sean suficientes,
porque sino puede ser un drama. Si aquí y ahora, un Don Simón vale
24 €, más arriba no quiero imaginarlo.
Y si ya tenía dominado
el alemán, y sabía decir hola y gracias, ahora me va a tocar lidiar
con el danés y luego con el catálogo de Ikea. Menos mal que no soy
de muchas palabras.
Tras una corta travesía
en ferry, aunque con la sorpresa de que son capaces de meter en la
bodega incluso un tren , ya estoy en DINAMARCA. Dicen que
pertenece a Escandinavia, aunque a mi me parece más un territorio de
transición entre la masa continental europea y un apéndice allá
en el norte, donde viven los descendientes de los míticos vikingos.
Y a pesar de que en en la
baja Edad Media no había autopistas ni briconsejos para construirse
ni una bicicleta, los curas cristianos también llegaron hasta estas
tierras. Supongo que habría algún cura al que también le gustaba
viajar, aunque pensándolo bien no había iglesias, ni museos ni
castillos para visitar. Solo se movían por una creencia que les
metía el miedo a los vikinguillos más mindundis, que ni tenían
cuernos en el casco, a través de historias y dibujos infernales.
Y poco a poco fueron
engañando a mis valientes vikingos de largas melenas y abundantes
tatuajes hasta convertirlos en los tranquilos ciudadanos de hoy, con
su medio ambiente y sus bicis
aunque lo de los tatuajes
no lo han dejado, y allí donde mires veras un tatuaje o completo
álbum.
La primera vista ha sido
a la Isla de Mon, una de las 400 que hay en Dinamarca. Todo
muy plano y muy verde, hasta que llegas a la punta mas lejana de la
isla, donde no se que sedimentos se elevaron cuando un vikingo cogió
el hielo que había para hacerse un cubata. Y se elevaron tanto que
acabaron siendo colinas de más de 100 metros, que con el paso de los
milenios y el batir de millones de olas han acabado en unos
asombrosos acantilados blanquecinos que deja esta imagen
Y para seguir empapándome
de una de las culturas más atractivas que existen y que podeis
comprobar en la serie “Vikingos”, me he acercado hasta Roskilde,
donde existe un Museo de Barcos Vikingos. Pero 20 € es demasiado
caro para mi presupuesto, por lo que metiendo un poco la barriga y
estirando un poco el cuello he podido ver desde el hall la mitad de
los barcos expuestos, que no dejan de ser cuatro maderas podridas
sacadas del fondo del mar y apuntaladas en una estructura de acero.
Las recreaciones, las que flotan, están al aire libre
La ciudad tiene otro
atractivo turístico de primer orden a nivel nacional. Es su
catedral, que sirve de mausoleo a los reyes de Dinamarca. A todos,
pues hay más de 40 enterrados en ella. Pero lo de enterrados es
solo una metáfora, pues los ataúdes y sarcófagos están
repartidos por la catedral.
Y alguno ya apuntaba en
el buen camino del heavy, que tantos seguidores tiene por estas
tierras.
Aquí he confirmado lo
cara que está la comida, pues un kilo de salmón está a 35 € y
el frankfurt más sencillo a 3,5 €. Por eso la imagen más habitual
al mediodía, lleves chándal o corbata, es ésta,
Y aunque el idioma es
imposible ni siquiera de deducir, siempre habrá algo conocido y de
confianza que poder llevarte a la boca
Pasados los días,
habiéndole pillado un poco el pulso al país y sabiendo decir buenos
días -goddag- y gracias -tak -, ya me voy más tranquilo para
Copenhague, donde hay una chavalita que está hasta el moño
de que le metan mano, aunque así ya no le crecerán nunca más pelos
en las piernas
Copenhague es una gran
ciudad de 1,3 millones de habitantes, muy turística, y si el sol
acompaña animada y colorida como la que más, con una diversidad de
oferta cultural apabullante. La parte de ocio y fiesta la reservo
para cuando vuelva acompañado. Solo me apetece salir de fiesta en
España, donde me puedo defender entendiendo hasta la jerga más
profunda y no me sacan los ojos por ¼ de torta.
La ciudad crece a lo
ancho, y como viene siendo habitual está llena de canales, solo que
aquí son de agua salada
que está tan limpia que
la gente se baña con toda tranquilidad en el gran canal que
atraviesa la ciudad, donde el ayuntamiento tiene instaladas un par de
piscinas, largas pasarelas de madera a modo de playa para tumbarse al
sol y amplias parcelas de césped para poder disfrutar tanto de una
simple cerveza y una bolsa de patatas fritas, como de una auténtica
fiesta “Pureta” con barbacoa portátil a gas y cerveza por
barriles. Todo está permitido.
Pero no van a se
perfectos, y la crítica de hoy es la siguiente. No hay containers de
basura por la calle. Yo no se donde la tiraran, pero yo las paso
putas para poder tirar la mía. Y si alguno veo, suele estar cerrado
con candado.
La oferta turística es
tan variada que puedes encontrar un parque de atracciones de 160 años
de antigüedad en el mismo centro, con montaña rusa, martillo y un
vertiginoso tiovivo para valientes
Hay otro parque de
atracciones más alternativo, el de los porros, los bares y algún
artesano. Es Christiania, que cuentan que ya no es lo que era, pero
no se en qué sentido, ya que surgió con el gran boom hippy.
Está prohibido hacer fotos en todo el barrio.
También hay infinidad de
museos, grandes y pequeños, nacionales y alternativos, muy caros o
gratis. Yo me he decantado por este último grupo, que también
tienen su faena y su atractivo. Un ejemplo es el Museo del Arsenal
Real del Dinamarca
donde son tan
“transparentes” que se atreven a exponer uno de sus vehículos
militares, destrozado por una mina en la guerra de Afganistan, y el
vídeo de uno de los tripulantes que acabó amputado.
Pero el mejor museo que
he visitado, y puede que el mejor en su estilo que halla visto jamás
es el
Museo de Historia de
Dinamarca, un museo 5*****, tanto por extensión como por contenido,
donde se pueden encontrar cosas tan extrañas como los antepasados
de la Reina Amidala
o este monje que ya
apuntaba maneras de los que sería en el futuro el barrio de
Christianía.
Y la oferta continua,
pasando por el prestigioso restaurante Noma, reconocido varias veces
como el mejor del mundo, y situado en un antiguo edificio de
almacenes del puerto. Y sin olvidar los clásicos palacios y
castillos, que aquí son multitud.
Pero el lugar más
auténtico y fotogénico de la ciudad es Nyhavn, donde se mezclan
turistas y locales desparramados en terrazas, comiendo y bebiendo
entre antiguas casas multicolor y auténticos veleros
Cumplidos los trámites
en Copenhague me voy a relajarme a las playas de Hornbaek, pasando
antes por Helsingor, donde está el castillo Kronborg, que en
otras épocas vigilaba el estrecho de Oresund.
El sábado cruzaré el
estrecho para llegar a Suecia. Pero no lo haré en los ferrys que
zarpan desde aquí y que en 25 minutos de dejan en Suecia. Lo haré
cruzando el gran puente de Oresund, desde Copenhague.
Viernes, 10 de
junio de 2016
Ayer estuve de
celebración. Nos hacemos mayores, y ya no somos tan atrevidos. Todo
el día en la playa y no conseguí juntar el valor suficiente para
bañarme. Ese airecito fresco permanente que sopla por aquí hizo que
desistiera de cumplir mi deseo. Por lo demás, un cumpleaños feliz.
Acabando estoy por
Dinamarca la ruta en su parte primera. Casi dos semanas y sigo sin
pasar del “buenos días” y las “gracias”.
Durante estos días he
podido observar centenares de banderas nacionales, oficiales y
particulares, ondeando al viento, que dificilmente deja de soplar.
Son muchas banderas, puede que que reflejo de un sentimiento
nacionalista, que en algunos casos ha degenerado en ideas xenofobas
recogidas por un partido que alcanzó el 15% de los votos en 2009,
quedando el tercero. Ojito.
Y yo ?, pues sigo con lo
mio, intentando salvar un presupuesto que ya está disparado, aunque
tengo que amortizar toda la comida y el material comprado en España
y Alemania (antes de entrar en los países nórdicos) para todo el
viaje. Un viaje que aun será largo, y en el que de vez en cuando
acabo hablándole al volante, al ordenador o a la cámara de fotos,
que son mis compañeros inseparables de viaje, en los que confío
plenamente y a los que ruego no me fallen en tan importante
travesía.
PD: espero que
hallais/hayais disfrutado de esta nueva entrada, que me ha quedado un
poco larga. Pero es que voy algo mas rápido que otras veces, y hay
mas cosas que contar. Casi no doy a basto, aunque me divierten estos
ejercicios de redacción, que sirven para ejercitar mi maltrecha
memoria.