Iglesias y catedrales
pueden gustar más o menos, o nada, pero
debe reconocerse que en más de 500 años no se ha construido nada tan
espectacular. Hasta el s. XX con los rascacielos y el modernismo
catalán y en el s. XXI con la arquitectura de diseño, nadie ha tenido
conocimientos ni “güevos” para levantar algo tan impresionante y con tanto significado.
Reconozco que me gustan
mucho, rozando la obsesión.
Es una atracción fatal que me
puede y me lleva a ellas inexorablemente.
¡ah, y son gratis!
Hay pueblos y
ciudades donde los únicos puntos de interés a visitar son iglesias.
Por suerte otros lugares tienen más variedad de oferta turística.
Saintes, es un ejemplo de esto último. Tres de sus iglesias están catalogadas como Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO. Y no creo que estén obsesionados
con las iglesias. Pero Saintes también tiene un gran patrimonio de época
romana.
El pueblo de Cognac, también tiene iglesia. Todos
los pueblos, hasta el más pequeño, tiene
iglesia. Incluso existen iglesias sin pueblo. Pero la de aquí, como la de otros
muchos pueblos no tiene nada de interés.
Aquí lo interesante es su nombre: el cognac, y la media docena de destilerías
que aquí se encuentran. Y había que visitar una y probar su fruto.
Siguendo ruta, me pareció ver un lindo castillo. Y allí que
me fui. A pesar de que la zona por excelencia para ver
castillos es la región
de Pays de la Loire, en Francia se encuentran
castillos hasta dentro de una bolsa de cacahuetes.
Al contrario que las
iglesias, aquí hay que pagar, por lo que hay que ir con ojo y hacer una buena
selección. Creo que con éste acerté
Siguiente parada, Rochefort. Aquí no tenía
referencia alguna de donde aparcar. Eso
provoca siempre cierta angustia e incertidumbre. Con cada aparcamiento
intento acercarme a la excelencia. A veces acabo en el infierno (ruidos,
tráfico, sensación de inseguridad) pero otras creo tocar el cielo (o sus
estrellas cuando cae la noche),
acompañado de la música de fondo de millares de ranas, del susurro de la
corriente de algún río o de las
rompientes olas del mar. Si se le puede
añadir unas buenas vistas,…. misión cumplida. Y en
Rochefort se cumplió. En media hora había visitado la oficina de turismo,
conseguido y plano y encontrado el
aparcamiento perfecto.
¿Que se puede pedir
más?. Sí, podrías pedir muchas cosas,
pero casi todas son imprescindibles.
Una sensación de
plenitud, de misión conseguida y de alegría desorbitada me sale por la orejas.
Es una buena escusa para hacer una fiesta.
Y a pesar de que el pueblo no
ofrece mucho, sus alrededores y su naturaleza son impresionantes y me llenan. Tanto que me
costó arrancar de nuevo. Aquí he pasado
la Semana Santa, donde sí celebran el Lunes de Pascua (fiesta) y
también la fiesta de “la mona”de chocolate.
En cambio, de procesiones religiosas nada de nada. La única procesión
que he visto ha sido ésta
Las autocaravanas en
Francia son toda una cultura, una forma de vivir. Y por ello, siempre
encuentras un área de servicio y aparcamiento cerca de tu destino. En cualquier
lugar al que valla, allí encuentro una o varias autocaravanas, siempre francesas, claro. Pero durante estas fiestas ha sido todo una
invasión. Cientos y cientos de autocaravanas por todos los lugares. Las áreas
especificas llenas, los aparcamientos invadidos,…
Extrañamente, todavía
no he pisado ningún bar, el cuerpo no me lo pide. No me pide entrar en ellos, aunque si me pide
cerveza, y para eso tengo una nevera muy eficaz. Y no es por lo caras que son, hecho que ya he comentado, pues para tomarme un par de ellas me llega.
Es que no son como los españoles, no es lo mismo, joder.
Ya se ha cumplido un
mes de viaje. Solo un mes hace que salí. Parece más. Se me ha hecho larguísimo,
pero muy gratificante. Madrugar ayuda a que el día se alargue y se aproveche
más. Y a pesar de la tranquilidad con la que voy, son muchas las cosas vistas,
y no se si mi memoria es capaz de administrar
tantos datos, por eso, tomo tantas fotos. Ellas son mi caja de
seguridad, mi memoria virtual, mi banco de datos. Pero también es un hobby, un
entretenimiento que me ayuda a ver las cosas de otra forma, buscando puntos de
vista diferentes, y horarios y luces diversas.
Y como indica una pestaña del blog, puedo
“compartir con el mundo” mis fotos, mi vida.
Ahora me encuentro en La Rochelle, espectacular pueblo, con un puerto lleno de historia. de aquí zarparon los primeros colonos de Canadá, los que fundaron el Quebec en 1608 y Monteal en 1642. Son los que salen en las películas, que se pelean con los mohicanos, y demás indios ( ver "El último mohicano" o "El paso del Noroeste"). Cuando se les acabó el chollo por culpa de los ingleses, el puerto se dedicó a ser punto de partida de la trata de esclavos con destino a las Antillas. O sea, todo un no parar.
Pero no todo se queda en el puerto, el resto de la ciudad, emana un aire antiguo, con las casa en piedra banca, con soportales a lo largo de toda la calle, sus calles adoquinadas y muchos turistas. Lo que me confirma que no me he equivocado de destino.
Pero también hay lugar para los frikis, con algo de sentimiento nostálgico. El ejemplo es el "Faro del Fin del Mundo"
Se trata de la reproducción del faro que hay en el Cabo de Hornos, allá en la Tierra del Fuego, en el que se inspiró Julio Verne en 1905 para escribir su excelente novela.
La historia es la siguiente. El faro de allí acabó en la ruina por abandono, un una buena persona de esta ciudad pensó que sería buena idea reconstruirlo (léase que era fan de Julio Verne, o que navegaba mucho por allí) .Y hasta allí se fue con unos colegas, acabando la rehabilitación en 1998. En el 2000 se acababa la construcción de su réplica en la playa de La Rochelle. La institución de Correos ( en Francia "La Poste") inmortalizó tal evento en un sello.
Y desde la ciudad se puede acceder a la Isla de Ré por un puente de 3 km (gratuíto para bicis y peatones, pero con un peaje de 30 € para vehículos). La isla, de 35 km de longitud, está recorrida por más d 200 km de pistas ciclables asaltadas. Todo un paraíso para los cicloturistas y amantes de la naturaleza y la ornitología (otro hobby que me he buscado).
Pero no creais que todo es fiesta y cachondeo. Como en toda casa de buen vecino también hay obligaciones y deberes que cumplir, ya que ésto no son vacaciones sino la vida misma. Y como tal hay que limpiar el piso (por suerte es pequeño, aunque acumula mierda como una mansión), lavar la ropa, enfrentarse a la burocracia del maldito internet y su wifi, hacer la compra, planificar las comidas, todo ello siempre mirando el bolsillo.
En fín, basta de lamentarse, que peor están en Ucrania.
PD: tengo una batalla abierta con los videos. Se me resisten y no quieren subir. Yo me jodo y me cabreo y vosotros no podeis verlos.
Se aceptan sugerencias, consejos, instrucciones, criticas, insultos, propinas, suscripciones, sobres en B.....
Hasta pronto