A medida que se suceden
los días la tensión y los nervios del comienzo van desapareciendo
para dar paso a una sensación de cierta estabilidad controlada. Cada
vez entiendo algo más de este “sencillo” idioma, y comprendo
mejor a los italianos y su país.
No me queda más remedio
que aceptar que Italia es un país turístico, que somos millones los
que queremos visitarlo y que cualquier lugar con cierto renombre va a
estar atestado de público. Pero no somos sólo extranjeros los que
pululamos por estos lares. A los paisanos también les gusta salir
de casa para “turistear”, y se cuentan por miles las
autocaravanas aparcadas en cualquier rincón. Parece que hay gran
afición al tema, tanta como en Francia, y casi todos los pueblos y
ciudades tienen su área de servicio. Aunque aquí la calidad deja
algo que desear y no se pueden comparar con los nº1, los franceses.
Retomando el hilo de la
ruta, ésta me llevó a otro pueblo de nombre sobradamente conocido,
Asís, que se encarama por la ladera del Mt. Subasio,
cuya cima aún pude ver nevada.
De aquí tomó su
apellido San Francisco. Pero no siempre fue santo, pues siendo de
familia acomodada era dado a la fiesta. Pero lo dejó todo tras oír
“la voz” de Dios, consagrándose a la vida pobre y casta de la
orden franciscana que él mismo creó.
Sus restos se guardan en
la cripta de la basílica, una construcción de dos plantas cuyas
paredes y techos están decoradas con todo tipo de frescos, pero es
la iglesia superior la que se lleva el premio, con una serie de
pinturas de Giotto sobre la vida del santo que bien parecen una
historia de cómic.
Recorriendo las
callejuelas y callejones del pueblo se respira un agradable
ambiente medieval,
en el que además de una
amplia colección de iglesias, se pueden encontrar todo tipo de
reclamos para el visitante, aunque hay algunos más llamativos y
sabrosos que otros.
Otro tipo de arte es el
que fui a buscar a la Garganta de Frasassi, con tres
kilómetros de encajonadas paredes repletas de cuevas y grutas. Aquí
la artista ha sido la Naturaleza, que se ha encargado de crear la
espectacular Gruta Grande del Viento. Un conjunto de cavidades
repletas de espectaculares formaciones calcáreas, entre las que
destaca la gigantesca sala del Abismo de Ancona (200 x180 x120 m),
capaz de albergar la catedral más grande que puedas imaginar.
La incansable mano del
hombre también ha querido dejar su huella en este lugar, y como no
podía ser de otra forma lo ha hecho con un santuario, colocado en
mitad de las verticales paredes de la garganta.
El lugar es aprovechado
cada Navidad para montar un pesebre viviente, pero “congelado”,
pues deben soportar temperaturas extremas (aquí nieva en invierno
!!!). La noche que pasé en el parking el termómetro bajó hasta -1º
C, y era abril. - ¡ Qué valor, cuanta fe ! -.
Para quitarme el frio de
encima me fuí a Castiglione de Lago,
un lugar con pequeñas pero soleadas playas a orillas del lago
Trasimeno. Aquí la fortuna me obsequió con el Meeting di
Primavera, un festival de acrobáticas exhibiciones aéreas.
Y tras un par de días de
descanso puse rumbo a Pienza, pequeño pueblo medieval
reconstruido durante el Renacimiento por orden de un Papa, pues era
su amado pueblo natal. Lo han catalogado como Patrimonio de la
Humanidad, por lo que la afluencia de curiosos es incesante. Pero a
excepción de su sabroso queso Pecorino, no he encontrado otro
encanto a destacar del lugar.
No le ocurre lo mismo al
Valle de Orcia, visible en gran parte desde las alturas
de Pienza. También declarado Patrimonio Mundial, se muestra teñido
por una inagotable gama de tonos verdes.
Esto es la Toscana,
arquitectura y
paisajes, arte y gastronomía, una región donde se
concentran hasta 6 lugares catalogados como bienes Patrimonio de
la Humanidad y protegidos por la UNESCO. Y es que Italia es el país
que atesora mayor número de este tipo de bienes (51), mientras que
España es la 3ª con 45. No se trata de visitarlos todos, pero es un
buen referente y suelen tener su atractivo.
Siena es
otro de ellos. La ciudad mantiene la línea observada hasta ahora,
con su centro histórico ubicado en una colina, por lo que su perfil
es distinguible desde lejos y se puede ir disfrutando de él a medida
que uno se va acercando.
En la parte mas alta se
suelen situar los edificios más importantes, fortalezas,
ayuntamientos o catedrales.
Este espectacular Duomo
sigue las características típicas del gótico italiano, que busca
la horizontalidad más que la verticalidad a la que estamos
acostumbrados en España y en el resto de Europa. Una de las formas
de conseguir esta sensación es decorando su estructura alternando
bandas horizontales de diferentes colores. Aquí han utilizado mármol
blanco y verde para conseguir este efecto, tanto en el exterior como
en el interior, llevando el lujo del mármol también a columnas,
pilares y suelos.
Complementando la obra
arquitectónica, el interior alberga otros tipos de creaciones
artísticas. Entre todas ellas destaca la Biblioteca Piccolomini,
sala recubierta por unos inestimables frescos de Perugio.
Las paredes y techos del
baptisterio y la cripta también fueron recubiertos de coloridas
pinturas.
Otro de los puntos claves
de la ciudad es la Piazza del Campo, cuya pendiente y
pavimento crean un punto de fuga que dirigen todas las miradas hacia
el Palazzo Comunale, que preside la plaza.
La costumbre, tradición
o el simple cansancio hace que los visitantes se tumben en ella a
descansar, comer, tomar el sol o contemplar el panorama, o todo a la
vez. Yo me fumé un cigarrito.
En el patio del Palacio
una inesperada exposición sobre la Guerra Civil española mostraba
una curiosa fotografía
Es en verano cuando,
alrededor de la Plaza, se celebra una famosa y alocada carrera de
caballos: Il Palio.
No muy lejos de Siena se
levanta un pequeño, turístico y espectacular pueblo, San
Giminiano, que como no podía ser de otra forma, es otro de
los bienes protegidos por la UNESCO.
Pueblo medieval rodeado
por una muralla, vivió su época dorada en los ss.XIII-XIV, durante
los que se levantaron en su interior hasta 72 torres, un símbolo de
poder y riqueza. Era el Manhattan medieval.
Hoy sólo se conservan
14, una de ellas accesible al público. Es la Torre Grossa del
Palazzo Comunale, de 54 m de altura, y desde la que se puede
disfrutar de unas hermosas y espectaculares vistas de la comarca.
Paseando por sus calles
se puede comprobar que el ambiente medieval sigue conservado, aunque
algo diluido por la marea de visitantes. Pero ésto se puede
solucionar visitando el lugar durante la noche.
Uno de los puntos de
mayor reclamo es el pozo de la Plaza de la Cisterna, donde la gente
se amontona para poder retratarse (junto a decenas de desconocidos) o
para comerse un helado después de haber esperado 20 minutos de cola
en la famosa heladería Dondoli, con varios premios mundiales.
Y para los habituales del
arte y las iglesias, la Colegiata es su objetivo. Otra vez las
paredes han sido utilizadas para pintar una “tira cómica” sobre
el Antiguo Testamento, con un Juicio Final donde el artista se recreó
en los 7 pecados capitales.
3 de mayo de 2017:
Ayer fue un día
importante a parte de ser festivo en Madrid. Llegué a Pisa.
La jornada se dio bastante bien, logrando aparcamiento
pronto, céntrico y gratis, y repostado gasoil a “muy buen
precio”: 1,339€.
El primer contacto con la
ciudad también fue productivo, pues pronto pude contemplar el mágico
equilibrio de la Torre “Inclinada” de Pisa.
Tras comer y regalarme
una ligera siesta volví al lugar de los hechos. Esta vez con más
calma, paseando con tranquilidad por todo el complejo de la Plaza,
que incluye Catedral y Baptisterio.
Con la misión del día
cumplida y satisfecho por lo visto, me retiré pronto a cenar y
descansar. Tocaba Champions League y el entretenimiento estaba
asegurado, aunque fuese por la radio. Para redondear la velada me
aprovisioné de una excelente y auténtica pizza italiana para la
primera parte del partido, que acompañé con un riquísimo salmorejo
de elaboración propia durante la segunda.
Pero a veces los días se
complican. La aplastante victoria del Real Madrid no fue el postre
deseado, así como las tres picaduras de mosquito que sufrí durante
el encuentro. Con la jornada finiquitada, sólo quedaba encamarse,
cosa que también hizo el mosquito, consiguiendo otro “hat
trick” de picaduras. El muy cabrón trabajaba en silencio pero
con tanto empeño que acabó por quitarme el sueño.
Eran las 2 de la
madrugada cuando aburrido de rascarme y rociarme de anti-mosquitos,
decidí encender las luces y buscar al bicho. La sorpresa fue
encontrarme con tres enormes elementos en las paredes del dormitorio.
El último se resistió algo más, pero cayó bajo el peso del libro
de cabecera, con el que seguí entreteniéndome hasta la 3. Fue
entonces, aburrido e insomne, cuando me levanté de la cama y conecté
el ordenador para entretenerme con las fotos del día.
Daban las 5 de la mañana
cuando volvía a la cama, donde el sueño me poseyó hasta la 7,
hora habitual a la que mi cuerpo se pone en funcionamiento.
Parar darle el final
merecido a este paseo por la Toscana, el próximo destino será
Florencia, la capital de la región. Pero por hoy ésto es todo, así
que me despido con un fuerte besabrazo para todos.
No se si estoy en lo
cierto
lo cierto es que estoy
aquí
otros por menos han muerto
maneras de vivir
Rosendo
Cada vez mejor, babe
ResponderEliminarGrazie bambina
EliminarMe sigue encantando leerte, es cómo estar allí....Tus relatos son exquisitos...no menos son las fantásticas fotos. A seguir disfrutando y contándonoslo. Un besazo
ResponderEliminarTu si que eres un encanto exquisito..., siempre tan atenta. Me alegro que lo disfrutes, yo lo intento cada día. Besabrazos.
EliminarContinuará .....
Qué listos los mosquitos, quedan a sus horas en el PUb del Bicho, se toman sus chupitos, comentan el viaje, dan unas cuantas vueltas, vuelven a tomarse sus dosis felices como bichos, hasta que llega el segurata y enciende las luces del local y los termina dejando aplastados contra la pared... qué vida tan corta pero cuán disfrutada si es en tu autocarava!
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